Cartas al director

Idiomas

A principios del mes de abril de 1999, me dirigí a la organización CLS (Cultural Language Services), en la calle de Vallehermoso, 21-23, de Madrid, dedicada a enviar estudiantes a países de habla inglesa para aprender el idioma.Yo pretendía que mi hijo de 17 años cursara segundo de BUP en EEUU conviviendo con una familia americana.

En CLS se comprometieron a facilitarle dicho servicio.

Me dieron una serie de impresos, entre los que había un mapa de EEUU dividido en cinco zonas para seleccionar por orden de preferencia del 1 al 5. En la selección di absoluta prioridad a los Estado...

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A principios del mes de abril de 1999, me dirigí a la organización CLS (Cultural Language Services), en la calle de Vallehermoso, 21-23, de Madrid, dedicada a enviar estudiantes a países de habla inglesa para aprender el idioma.Yo pretendía que mi hijo de 17 años cursara segundo de BUP en EEUU conviviendo con una familia americana.

En CLS se comprometieron a facilitarle dicho servicio.

Me dieron una serie de impresos, entre los que había un mapa de EEUU dividido en cinco zonas para seleccionar por orden de preferencia del 1 al 5. En la selección di absoluta prioridad a los Estados del norte, sin ninguna objeción por parte del CLS. Asimismo aboné el 50% del importe total, sin incluir el pasaje de avión.

Las fechas de salida previstas eran los días 15 y 21 de agosto, pero no viajó en estos días porque dijeron que no tenían familia para mi hijo. Lo aplazaron para el día 28, pero tampoco en esa fecha fue posible.

Finalmente, me ofrecieron la alternativa de viajar el 4 de septiembre, cuando ya el curso había comenzado, y como lugar de residencia le proporcionaron El Paso, en la frontera con México, y donde el idioma más hablado es el español.

Al no estar de acuerdo con las condiciones del contrato decidí rescindirlo y que me devolviesen las 410.000 pesetas depositadas. Después de muchos viajes a Madrid, de muchas llamadas y de la intervención de mi abogada conseguí la devolución de 330.000 pesetas, pues las otras 70.000 dijeron que se las quedaban en concepto de gastos de gestión.

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Me vi obligada a firmar la devolución de dicha cantidad, ya que resido en Santander y el entablar un proceso judicial contra la agencia me hubiese obligado a realizar varios viajes, para los que no tengo tiempo por motivos laborales.

Si alguno de los lectores está pensando enviar a su hijo a EEUU para aprender inglés, que tenga cuidado de que no le envíen a practicar castellano con niños mexicanos.- . Santander.

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