Reportaje:

Madrid se queda mudo

Los cinéfilos de Madrid se van a quedar sin habla. La Filmoteca Española y la Universidad Complutense han comenzado la restauración de toda una superproducción del periodo del cine mudo madrileño (1916-1930): El dos de mayo. Esta cinta de 1927 rememora los fusilamientos en la capital a manos de las tropas napoleónicas en 1808. Pero no es una de guerra, sino de amor. Rosario Montes es una modistilla de un taller de Madrid locamente enamorada de Alfonso de Alcalá, un pintor y discípulo de Goya. Pero entre ellos se interpone Laura de Montigny, una espía, a la que los rótulos describen como "mujer...

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Los cinéfilos de Madrid se van a quedar sin habla. La Filmoteca Española y la Universidad Complutense han comenzado la restauración de toda una superproducción del periodo del cine mudo madrileño (1916-1930): El dos de mayo. Esta cinta de 1927 rememora los fusilamientos en la capital a manos de las tropas napoleónicas en 1808. Pero no es una de guerra, sino de amor. Rosario Montes es una modistilla de un taller de Madrid locamente enamorada de Alfonso de Alcalá, un pintor y discípulo de Goya. Pero entre ellos se interpone Laura de Montigny, una espía, a la que los rótulos describen como "mujer apasionada y peligrosa enviada por Napoleón".La película reúne muchos elementos de esta época dorada del cine en Madrid. Su director, José Buchs, era uno de los importantes de entonces, según Daniel Sánchez Salas, una de las tres personas que están realizando la labor de restauración. "Fue uno de los directores más prolíficos del cine mudo en Madrid. Sus películas se hicieron muy populares porque tenía como costumbre recrear temas madrileños", dice.

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Los actores tampoco son moco de pavo. "Pertenecen al star system de la época". Amelia Muñoz, la que interpreta la modistilla, "podría ser la Verdú de hoy". Y aunque Manuel Soriano, el protagonista, no era ningún sex symbol, entre los secundarios abundan los rostros conocidos. Pero si algo hace a este filme característico de la época son los laboratorios donde fue procesada: Madrid Film, "uno de los más importantes que tuvo el cine español", según Jennifer Gallego, otra de las integrantes del equipo. Su dueño, Enrique Blanco, ejerció también en este filme las veces de director de fotografía.

De los vaivenes de Rosario y Alfonso no queda original. Tan sólo se han conservado dos copias, aunque saben que al menos se tiraron cuatro. Una apareció en la Filmoteca de Zaragoza y otra en la de Madrid. Pero ninguna de las dos está completa, en ambas falta la primera mitad. No es nada extraño. Los laboratorios sufrieron un incendio en 1950 por ignición a causa del material que se empleaba entonces como soporte: el nitrato de celulosa.

Ésa es una de las razones de que tan sólo se conserve el 10% de los títulos del cine madrileño y no más del 5% del metraje. Ésa, además de la "debilidad estructural" de las productoras españolas, según dice Alfonso del Amo, el director de investigación de la Filmoteca. Y es que como las productoras aguantaban como mucho dos o tres películas y luego desaparecían, no se molestaban en conservar el material.

El equipo se puso manos a la obra para reconstuir el puzzle y estaban en ello cuando se encontraron en el rastro una lata "repleta de fotogramas de besos". Pero no les ha bastado. Ha tenido que echar mano de una colección de novela de quiosco entre cuyos títulos se encontraba la versión escrita de la película. "Era muy habitual que estas colecciones adaptaran películas para fechas muy cercanas al estreno", comenta Rosa Cardona, la tercera persona del equipo de restauración.

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El dos de mayo, como el resto del cine mudo, ni era mudo ni era en blanco y negro. Las películas estaban coloreadas según la temática de las secuencias. Cuando Alfonso y Rosario sufren, la cinta es violeta; cuando van a los toros, magenta; azul si es de noche y amarillo si es de día o exterior. "No hay ni una sola escena en blanco y negro", dice Cardona.

Además de intentar saber cuáles eran los colores originales -en las dos copias que tienen no coinciden-, los restauradores tienen que encontrar la música. De momento dan la partitura por perdida, aunque saben que la compuso José Forns, el cuñado del director y su coproductor. Por eso es muy probable que El dos de mayo se quede mudo para siempre. Incluso cuando finalice la restauración y, si todo sale según han planeado, se proyecte en Filmoteca. Sólo esperan una cosa: que el éxito entre el público sea mayor que cuando se estrenó.

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