Bush acusa a McCain de presentarle como enemigo de los católicos

Cuando los electores de Michigan y Arizona ya depositaban sus papeletas en las primarias republicanas celebradas ayer, George Bush y John McCain continuaban intercambiando golpes bajos. McCain parecía tener asegurada la victoria en su Estado de Arizona, pero necesitaba triunfar en Michigan para compensar el efecto de su severa derrota del sábado en Carolina del Sur. Esta madrugada, tras el cierre de los colegios en Michigan, los primeros sondeos auguraban el empate.

A las dos de esta mañana, hora de Madrid, la CNN, la FOX y las otras grandes cadenas de televisión estadounidenses no podí...

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Cuando los electores de Michigan y Arizona ya depositaban sus papeletas en las primarias republicanas celebradas ayer, George Bush y John McCain continuaban intercambiando golpes bajos. McCain parecía tener asegurada la victoria en su Estado de Arizona, pero necesitaba triunfar en Michigan para compensar el efecto de su severa derrota del sábado en Carolina del Sur. Esta madrugada, tras el cierre de los colegios en Michigan, los primeros sondeos auguraban el empate.

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A las dos de esta mañana, hora de Madrid, la CNN, la FOX y las otras grandes cadenas de televisión estadounidenses no podían avanzar el nombre del ganador a partir de los sondeos a pie de urna, que registraban un eventual empate entre ambos candidatos. Bush, que recuperó en Carolina del Sur la condición de principal aspirante republicano a la Casa Blanca, acusó ayer a McCain de presentarle como enemigo de los católicos. La base de esta imputación son las miles de llamadas telefónicas efectuadas en Michigan por partidarios de McCain recordando que, en Carolina del Sur, Bush visitó la Universidad Bob Jones, célebre por sus puntos de vista fundamentalistas protestantes, su anticatolicismo y su prohibición de las relaciones sentimentales entre distintas razas.

"McCain", dijo Bush, "va presumiendo de hacer una campaña limpia, cuando esas llamadas telefónicas son de lo más bajo. La semana pasada me comparó con la deshonestidad de Clinton y ahora va diciendo que soy anticatólico. McCain está haciendo una política vergonzosa".

La campaña presidencial estadounidense, la más disputada y apasionante en muchos años, ha entrado en una fase decisiva. Y pese a sus elogios al juego limpio, los candidatos, tanto demócratas como republicanos, se lanzan al cuello de sus rivales. Los demócratas Al Gore y Bill Bradley se zurraron de lo lindo en la madrugada de ayer, en un debate celebrado en Harlem, pero en lo único que coincidieron fue en denostar la posición de los republicanos Bush y McCain ante la polémica sobre la exhibición en el Capitolio de Carolina del Sur de la bandera de la vieja Confederación sudista.

En su campaña en Carolina del Sur, Bush y McCain se negaron a pronunciarse sobre la presencia en el principal edificio público del Estado de esta bandera, el mayor símbolo del esclavismo por el que combatió el Sur en la guerra civil norteamericana del siglo XIX. Los dos candidatos republicanos afirmaron que ése es un asunto interno de los ciudadanos de Carolina del Sur. Con Bradley aprobando con la cabeza, Gore auguró que Bush o McCain pagarán en noviembre un elevado precio por esa actitud. A falta de los resultados de ayer, Bush, que ha ganado el caucus de Iowa y las primarias de Delaware y Carolina del Sur, ya cuenta con 66 delegados para la Convención Republicana.

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