Cartas al director

De a pie

La realidad que el ciudadano de a pie vive cada día en Madrid es la mejor burla al Madrid que las instituciones nos quieren hacer llegar con la publicidad. Un ejemplo: por un lado, se nos insiste en el reciclado de las basuras y en los colorines de las bolsas y en todo lo que van a construir con nuestra porquería, pero la realidad es que la gente deja lo que quiere donde y cuando quiere.¿Han visto los responsables de la publicidad cómo está el centro de esta ciudad, con las tiendas mayoristas inundándolo todo de cajas, papeles, perchas o plásticos? Otro ejemplo: parece que el Metro va a invert...

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La realidad que el ciudadano de a pie vive cada día en Madrid es la mejor burla al Madrid que las instituciones nos quieren hacer llegar con la publicidad. Un ejemplo: por un lado, se nos insiste en el reciclado de las basuras y en los colorines de las bolsas y en todo lo que van a construir con nuestra porquería, pero la realidad es que la gente deja lo que quiere donde y cuando quiere.¿Han visto los responsables de la publicidad cómo está el centro de esta ciudad, con las tiendas mayoristas inundándolo todo de cajas, papeles, perchas o plásticos? Otro ejemplo: parece que el Metro va a invertir un montón de millones en curiosas estrategias psicológicas antiestrés. ¿Y si probaran a hacer cumplir los horarios entre trenes que exponen en las estaciones en lugar de doblarlos y hacernos caer a todos en la desesperación? ¿O por qué no disminuyen nuestro estrés aumentando la frecuencia de los trenes para que podamos ir más cómodos y hasta leyendo poesía, que relaja un rato? Pues no, debe de ser que lo obvio no es moderno ni genera negocios (¿a quién?), ni suena a 2000. Si éstas son las actuaciones que se les ocurre a las instituciones que gobiernan Madrid, más vale que les sigamos el juego y nos convirtamos todos en entes de ficción. Sin estrés en un metro que no llega cuando debe, pero todos mirando las pantallas, y viviendo entre la basura callejera mientras nos devanamos los sesos con los colorines de las malditas bolsitas. Menuda corte de los milagros.- María Perea González. Madrid.

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