La fortaleza del conde de Orgaz

El trajinar de los alumnos de la escuela-taller de restauración ofrece un ambiente de sosiego a los muros de la torre de los Condes de Orgaz de Fontecha, pero las almenas no dejan de recordar la función guerrera que tuvo este torreón durante siglos, aunque ahora sea sede de una centro educativo. La torre de los Orgaz, como la del Condestable, en esta localidad alavesa fronteriza con Burgos, son las últimas muestras del papel que jugó Fontecha desde la llegada de los romanos hasta la desaparición de los antiguos caminos y vías de transporte que unían Castilla con los puertos de la costa cantábr...

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El trajinar de los alumnos de la escuela-taller de restauración ofrece un ambiente de sosiego a los muros de la torre de los Condes de Orgaz de Fontecha, pero las almenas no dejan de recordar la función guerrera que tuvo este torreón durante siglos, aunque ahora sea sede de una centro educativo. La torre de los Orgaz, como la del Condestable, en esta localidad alavesa fronteriza con Burgos, son las últimas muestras del papel que jugó Fontecha desde la llegada de los romanos hasta la desaparición de los antiguos caminos y vías de transporte que unían Castilla con los puertos de la costa cantábrica.Como tantos otros lugares, la apariencia y la ubicación actuales de Fontecha no justifican la existencia de estas dos espléndidas torres, sobre todo la de los condes de Orgaz, que cuenta con un palacio adosado. Por eso, quizás, la primera visión que se tiene de este pequeño castillo cuando se llega por la carretera de Miranda se acerque más a la incredulidad producto de un espejismo que a la certeza que produce una historia plagada de hitos. Pero sí, son dos torres en condiciones y, a poco que se bucee en la historia de este sureste alavés, una muestra inigualable del trasiego que ha vivido Fontecha en los dos últimos milenios.

Para comenzar, hay que tener en cuenta que en este espacio se cruzaba la calzada Burdeos-Astorga con ese otro camino que llegaba al mar por Valdegobía, procedente de Logroño. Así que, si el asentamiento en la zona de Fontecha está testimoniado desde la Prehistoria, es cuando llega el comercio romano cuando este poblado dedicado a la ganadería y la agricultura comienza a observar los beneficios del comercio, de lo que sus habitantes toman buena cuenta, como se irá observando a lo largo de la historia. Por adelantar un ejemplo, los Hurtado de Mendoza (luego condes de Orgaz), señores de Fontecha desde 1379, fueron prestameros mayores de Vizcaya, primero de tantos cargos de esta familia vinculados con la corte.

Aunque antes de estas actividades mundanas y alejadas del esfuerzo físico (excelentemente reflejadas en las figuras del famoso cuadro de El Greco) fueron buenos guerreros, bregados en la defensa de estos territorios, donde se establecía la frontera con el poderoso Islam.

La batalla

Durante siglos, Fontecha perteneció a esa línea que vivía en continuo sobresalto por los ataques que las tropas cordobesas hacían contra un territorio conocido por ellos como Alaba y Al Qilá (Álava y los castillos). En él se fueron bregando los antecesores de los Hurtado de Mendoza y otros linajes que pasaron sin solución de continuidad de luchar contra los musulmanes a guerrear entre ellos.

Y fue a raíz de una de las últimas escaramuzas, ya entre los propios mendozas, cuando se levantó esta torre. Como recoge Micaela Portilla en su magna obra Torres y casas fuertes en Álava, el fallecimiento sin descendencia de don Juan Hurtado de Mendoza llevó a la lucha por Fontecha del heredero legítimo, del mismo nombre, y de un descendiente bastardo, Hurtado Díaz. La batalla se produjo en Miranda de Ebro, en 1422, durante su famosa feria de ganado.

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En la villa burgalesa se encontraba el bastardo amparado por 300 hombres a pie y otros 12 a caballo. Hasta las cercanías de Miranda llegaron los partidarios de don Juan Hurtado de Mendoza, una tropa de 250 peones y 6 jinetes. Ayudados por Diego Sarmiento, sacaron a los del bastardo de la villa, les rodearon y acabaron con ellos, con lo que ya quedó claro que el Señorío era de Juan Hurtado de Mendoza.

Esta batalla fue el comienzo de la citada trayectoria comercial y palaciega de esta familia que acabaría con el nombramiento de condes de Orgaz otorgado por Carlos V a don Álvaro de Mendoza y Guzmán. Eso sí, gentes tan importantes propietarias de títulos de origen toledano no residían en la fortaleza de Fontecha, que quedaba en manos de alcaides, sino que vivían en sus posesiones de Santa Cruz de Campezo.

Estas ausencias no les eximía de los correspondientes beneficios procedentes de los impuestos que se imponían a las mercancías que pasaban por Fontecha rumbo a o procedentes de la costa cantábrica o las que venían de las entonces riquísimas Salinas de Añana. Ahí fue labrándose la fortuna de esta rama de los Mendoza.

El camino de Fontecha era testigo, como otras vías principales de Álava, del comercio de cuatro productos clave durante siglos, como señala Micaela Portilla en la obra citada: "La lana castellana en ruta desde Burgos hacia el mar, camino de los telares flamencos; el hierro vizcaíno, transportado hacia el interior de la Península; la sal de Salinas, camino de la alta Castilla o Navarra", sin olvidar la miel de La Alcarria, edulcorante fundamental hasta el descubrimiento de la caña de azúcar.

Ante tal ir y venir de mercancias, no es difícil de recrear el ambiente en las dos torres de la población: el correspondiente alcaide de la fortaleza de los Orgaz se frotaba las manos sólo con vislumbrar las múltiples ganancias, mientras el condestable (procedente de la familia de los Solórzanos) vigilaba desde su torre, sita en el barrio de arriba de Fontecha, para que las caravanas y recuas viajaran con seguridad. Y todo esto en unas residencias de verdadero lujo para aquel entonces. Un paseo por el interior de la hoy vacía torre de los Mendoza permite imaginar los pisos que conformaban el edificio, sujetos con tremendos machones y vigas, en los que se repartían las distintas estancias, amplias, de techos inalcanzables, por las que paseaba el encargado en la zona de cobrar los tributos correspondientes a los Orgaz.

Mientras los 36 alumnos de la escuela-taller de restauración se empeñan en consolidar este castillo-palacio propiedad de la Diputación de Álava, el visitante puede observar los huecos conservados en los muros para aguantar la viguería, además de obtener una perspectiva de cómo tenía que ser la visión del exterior desde esta torre. El trabajo de estos estudiantes ayudará a consolidar todas sus almenas medievales, que parecen haberse conservado casi a la perfección con el fin de mantener en pie la nombradía medieval de la localidad alavesa de Fontecha.

Datos prácticos

Cómo llegar: Hoy apartada de las principales vías de comunicación, el acceso a Fontecha pasa inevitablemente por la carretera A-2122, para quienes llegan de Vitoria y San Sebastián por la N-I, desde donde sale, justo antes de Miranda de Ebro. Desde Bilbao se puede llegar a la misma carretera provincial por la A-625, que pasa antes por Llodio, el puerto de Orduña y la localidad de Bergüenda, donde poco después se toma la desviación hacia Fontecha.Alojamiento: En Fontecha no hay ninguna posibilidad de alojamiento. Los hoteles más cercanos son la Casa Palaciega de los Ozpinas en Salinas de Añana (tel. 945 351304) y Los Tres Hermanos (947 359037) y el Parque del Ebro (947 359198), en Sobrón. Las casas de agroturismo más cercanas son Ansotegui en Cárcamo (947 351005), Sagarribay en Rivabellosa (947 355030) y, en Espejo, Abegi-On (947 351204) y Patxo Etxea (947 351016).

Comer: Tampoco hay ningún restaurante en Fontecha, pero sí en sus alrededores. Además de los hoteles citados, se puede acudir a Bringas, en Bergüenda (947 351121); Txako, en Espejo (947 351063); Cantabria, en Pobes (945 362028); Gobea, en Villanueva de Valdegobía (947 353106), y Larrauri, en Ribabellosa (947 355042).

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