El robo en un tren italiano acaba con un intento de linchamiento

Dos jóvenes veinteañeros sembraron el pánico la noche del viernes en el expreso 891 que une Roma con Reggio Calabria, la ciudad más al sur de Italia, robando y amenazando a los viajeros con un cuchillo. Tras interminables momentos de terror, los propios pasajeros reaccionaron y consiguieron detener a uno de los agresores, Pietro Mariniello, de 23 años, al que intentaron linchar. La policía salvó al ladrón.

Según el relato de la policía ferroviaria, los dos sujetos abordaron el tren en la estación de Nápoles, poco antes de que los pasajeros de los tres vagones-cama se dispusieran a dormi...

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Dos jóvenes veinteañeros sembraron el pánico la noche del viernes en el expreso 891 que une Roma con Reggio Calabria, la ciudad más al sur de Italia, robando y amenazando a los viajeros con un cuchillo. Tras interminables momentos de terror, los propios pasajeros reaccionaron y consiguieron detener a uno de los agresores, Pietro Mariniello, de 23 años, al que intentaron linchar. La policía salvó al ladrón.

Según el relato de la policía ferroviaria, los dos sujetos abordaron el tren en la estación de Nápoles, poco antes de que los pasajeros de los tres vagones-cama se dispusieran a dormir. Armados con un cuchillo, visitaron los vagones robando a los pasajeros todo lo que llevaban encima: dinero en metálico, teléfonos móviles, joyas y tarjetas de crédito. No contentos con el botín, de apenas 300.000 pesetas en metálico, decidieron reclamar al revisor de los coches-cama el dinero de los billetes. El empleado fue sometido a un brutal trato por parte de los dos agresores, que le obligaron a desnudarse para comprobar que no ocultaba el dinero entre la ropa, le golpearon y le humillaron ante los pasajeros.

Pero esta última agresión fue la gota que colmó la paciencia de las víctimas del tren 891. Un grupo de viajeros jóvenes reaccionó con furia y se lanzó a la captura de los ladrones. Pietro Mariniello fue el primero en caer en manos de los pasajeros, que la emprendieron a puñetazos y patadas con él. La intervención de la policía, que subió al tren en la estación de Sapri (Salerno), evitó el linchamiento.

El incidente coincide con la polémica en Italia sobre la necesidad de endurecer las leyes penales, iniciada la pasada semana a raíz de dos sucesos ocurridos en Milán y en Palermo. En el primero, un homicida condenado por siete asesinatos, que disfrutaba de un permiso penitenciario, hirió a tres policías. En el segundo, otro condenado por el asesinato de un hombre mató a su mujer aprovechando un permiso carcelario.

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