Bonanza y tormentas

El Colegio de Arquitectos de Madrid acaba de salir de una fase de confrontación interna entre distintos colectivos que, durante varios años, mantuvieron una intensa pugna sobre sus discrepancias en torno a la gestión de la organización profesional. Desde hace meses, la asociación colegial, regida hoy por Fernando Chueca Goitia y su equipo, vive una fase de bonanza. Los perfiles más hirientes de aquella confrontación comienzan a ser olvidados y, poco a poco, según algunos de sus colegiados, la vida asociativa regresa a la normalidad. Sin embargo, las mismas fuentes señalan que dada la urdimbre ...

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El Colegio de Arquitectos de Madrid acaba de salir de una fase de confrontación interna entre distintos colectivos que, durante varios años, mantuvieron una intensa pugna sobre sus discrepancias en torno a la gestión de la organización profesional. Desde hace meses, la asociación colegial, regida hoy por Fernando Chueca Goitia y su equipo, vive una fase de bonanza. Los perfiles más hirientes de aquella confrontación comienzan a ser olvidados y, poco a poco, según algunos de sus colegiados, la vida asociativa regresa a la normalidad. Sin embargo, las mismas fuentes señalan que dada la urdimbre social y estética de la arquitectura y, sobre todo, su alcance político, cada cuestión arquitectónica significativa es susceptible de transformarse en un elemento de polarización entre profesionales. Así, el proyecto de Rafael Moneo para la ampliación del Prado, que encuentra la comprensión personal y profesional de colegas suyos, no obsta para que, en términos estéticos, haya sido criticada por algunos de ellos como Navascués u Oriol. Ahora, algo similar preludia el proyecto para la Escuela de Música, según los arquitectos consultados.

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