Cartas al director

Requena 1

Leo con desconcierto, desconfianza, tristeza, pena, ira, rabia e indignación que el Ayuntamiento de Madrid vaya a permitir que se derribe el edificio de la antigua Real Escuela Superior de Arte Dramático, situado en la plaza de Oriente, para que en su lugar se construya otro edificio, de las mismas dimensiones, para la futura Escuela Superior de Música Reina Sofía, de la Fundación Albéniz.Tuve el privilegio de estudiar la carrera de Arte Dramático en ese edificio, que estaba magníficamente equipado como escuela de arte dramático, y que únicamente tenía dos defectos para nosotros: que el espaci...

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Leo con desconcierto, desconfianza, tristeza, pena, ira, rabia e indignación que el Ayuntamiento de Madrid vaya a permitir que se derribe el edificio de la antigua Real Escuela Superior de Arte Dramático, situado en la plaza de Oriente, para que en su lugar se construya otro edificio, de las mismas dimensiones, para la futura Escuela Superior de Música Reina Sofía, de la Fundación Albéniz.Tuve el privilegio de estudiar la carrera de Arte Dramático en ese edificio, que estaba magníficamente equipado como escuela de arte dramático, y que únicamente tenía dos defectos para nosotros: que el espacio y número de aulas eran insuficientes y que carecía de un salón de actos que hiciese las veces de teatro. Por lo demás, el edificio era perfecto: había sido intensamente rehabilitado para que en 1990 se trasladara allí nuestra escuela, una vez que se vio obligada a abandonar definitivamente el Teatro Real. Y esa rehabilitación incluyó insonorización de aulas, instalación de parqué en las cuatro aulas magnas, instalación de nuevos servicios y vestuarios, dotación de escenario al aula 3.4, dotación de barras para los equipos de iluminación, instalación de espejos de pared a pared y barra en el aula de danza, colocación de cortinajes insonorizadores de terciopelo ignífugo en todas las aulas de interpretación y un largo etcétera.

No encuentro ninguna razón objetiva para que la Fundación Albéniz no pueda instalar su Escuela Superior de Música Reina Sofía en ese mismo edificio, con otra conveniente rehabilitación, ni mucho menos para que ese edificio deba ser derribado.

Observo con total estupefacción que, hablando del proyecto de la Fundación Albéniz, el periódico dice que "en ese lugar existe ahora un edificio protegido, que el pleno municipal sacó del catálogo para permitir su demolición". Y yo me pregunto: si para justificar el derribo de La Pagoda, de Miguel Fisac, el Ayuntamiento argumentó que ese edificio no estaba previamente catalogado, y para derribar un edificio catalogado, como el que nos ocupa, el Ayuntamiento simplemente lo descataloga, ¿para qué sirven los catálogos de edificios protegidos? Y lo que es peor, ¿quién nos protege a los ciudadanos de un Ayuntamiento desaprensivo.- .

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