FINANCIAL TIMES BCE: señales confusas

La decisión del Banco Central Europeo de subir los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 3,25%, es prematura. Puede haber razones para pensar que la zona euro necesita una política monetaria más rigurosa, aunque no sean incontestables. Pero el BCE ni siquiera las ha ofrecido. Desafortunadamente, su actuación parece más bien un acto reflejo frente a la caída del euro con respecto al dólar.La recuperación de la zona euro está acelerándose y las condiciones monetarias -debido a los bajos tipos de interés y a la depreciación del euro- son favorables. Basándose en su pronóstico a medio plaz...

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La decisión del Banco Central Europeo de subir los tipos de interés un cuarto de punto, hasta el 3,25%, es prematura. Puede haber razones para pensar que la zona euro necesita una política monetaria más rigurosa, aunque no sean incontestables. Pero el BCE ni siquiera las ha ofrecido. Desafortunadamente, su actuación parece más bien un acto reflejo frente a la caída del euro con respecto al dólar.La recuperación de la zona euro está acelerándose y las condiciones monetarias -debido a los bajos tipos de interés y a la depreciación del euro- son favorables. Basándose en su pronóstico a medio plazo, el BCE quizá haya considerado que necesitaba aplicar una política más restricitiva. Pero es difícil detectar indicios de riesgos inflacionistas.

Wim Duisenberg, el presidente del BCE, dijo la semana pasada que el banco estaba preocupado por las posibles presiones inflacionistas derivadas de la debilidad del euro. Esto más bien contradice la posición anterior de que lo que importa es la estabilidad interna de precios y que, ya que el comercio de la zona euro es en gran medida interior, el BCE se puede permitir una cierta tranquilidad respecto a las fluctuaciones a corto plazo del tipo de cambio. (...)

Una vez tomada la decisión, Duisenberg ha declarado que había numerosos indicios de que los tipos podían subir y que los mercados financieros debían haber previsto la subida. Pero una política de guiños y alusiones es una mala política. Sería mucho mejor una estrategia clara y coherente que permitiera a los observadores juzgar cada nuevo dato económico y sus implicaciones políticas.

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Londres, 4 de febrero.

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