Un tribunal ordena repetir un juicio ante la incapacidad del jurado de emitir veredicto

La Audiencia de Madrid deja en libertad provisional sin fianza a un acusado del crimen juzgado

La Audiencia de Madrid disolvió ayer un jurado y ordenó la repetición íntegra de un juicio tras mostrarse incapaces sus nueve miembros de alcanzar un veredicto sobre la culpabilidad o inocencia de dos inmigrantes polacos acusados de matar de un tiro en la boca, en febrero de 1998, a un compatriota. Desde que en 1995 entró en vigor la Ley del Tribunal del Jurado, es la primera vez en España, según fuentes de la Audiencia de Madrid, que se produce un hecho así. Tras disolver el jurado, el único de los acusados que permanecía preso fue puesto en libertad provisional sin fianza. "Por nuestra culpa...

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La Audiencia de Madrid disolvió ayer un jurado y ordenó la repetición íntegra de un juicio tras mostrarse incapaces sus nueve miembros de alcanzar un veredicto sobre la culpabilidad o inocencia de dos inmigrantes polacos acusados de matar de un tiro en la boca, en febrero de 1998, a un compatriota. Desde que en 1995 entró en vigor la Ley del Tribunal del Jurado, es la primera vez en España, según fuentes de la Audiencia de Madrid, que se produce un hecho así. Tras disolver el jurado, el único de los acusados que permanecía preso fue puesto en libertad provisional sin fianza. "Por nuestra culpa un asesino va a salir a la calle, no es justo". Así de indignada se mostraba al mediodía de ayer un miembro del frustrado jurado.

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Los integrantes del jurado (seis mujeres y tres hombres) abandonaron la Sección Primera de la Audiencia -luego de tres días de intenso debate que recuerdan el filme de Sidney Lumet Doce hombre sin piedad- con un sentimiento de impotencia en sus rostros, pero con sus convicciones inamovibles. En la tres votaciones que efectuaron, seis de ellos sostuvieron que los acusados -Marzin Struzin, de 26 años, y Mariusz Kwapisz, de 25- eran culpables, mientras que tres votaron a favor de la inocencia de los reos. La ley que regula el Tribunal del Jurado, vigente desde finales de 1995, establece que los veredictos de culpabilidad deben adoptarse con un mínimo de siete votos, mientras que para absolver a alguien basta con que éste sea el sentir de la mayoría; es decir, cinco votos.Durante los casi cuatro días de deliberaciones, el jurado emitió cuatro veredictos: el primero, en la tarde del lunes, les fue devuelto para revisión por el presidente del tribunal -el magistrado y presidente del tribunal José Manuel Maza- porque entre los fundamentos y el fallo había contradicciones e incoherencias; es decir, mayoritariamente se declaraba inocentes a los acusados pero partiendo de presupuestos de culpabilidad. En los otros tres veredictos sí había coherencia, aunque los votos a favor de la culpabilidad -seis- legalmente resultan insuficientes como para traducirlos en una sentencia.

Tan encontrados eran los criterios de uno y otro sector del jurado que incluso surgieron llantos. Ocurrió el martes, en pleno fragor del debate, durante el almuerzo celebrado en un restaurante próximo a la sede judicial. Al menos dos mujeres rompieron a llorar. Fuentes judiciales lo atribuyen a la "lógica tensión y estrés" que supone estar lejos de casa y de los hijos, enclaustrado y deliberando sobre el futuro inmediato de dos personas acusadas de un grave delito. Sin embargo, y pese a la tensión, ningún miembro modificó su criterio. "Ha sido un jurado responsable. Si hubiesen querido marcharse sin más a sus casas, hubiese bastado con que alguno de los que creían en la inocencia cambiara su criterio y votado a favor de la culpabilidad; pero no, lloraron de rabia, pero mantuvieron hasta el final sus creencias". Y es que los que apoyaban la culpabilidad, a diferencia de los otros, creían que las pruebas contra los procesados eran sólidas.

Nueva vista en tres meses

El magistrado no tuvo otra opción que disolver el jurado y ordenar la repetición íntegra del juicio. Al mismo tiempo, dejó en libertad provisional a Mariusz Kwapisz, uno de los dos procesados, que estaba preso, hasta tanto se repita la nueva vista "en un plazo máximo de tres meses", según el auto judicial.

El fiscal se opuso a la libertad, pero, al ver que la decisión del juez era firme, solicitó que el excarcelado se presente periódicamente en la Audiencia.

Entre los miembros del jurado había amas de casa, un camarero, dos encargadas de tiendas, un administrativo de Iberia, una supervisora sanitaria y dos estudiantes, con una edad media de 37 años. Pese a que no alcanzaron ningún veredicto, cada uno de ellos se marchó de la Audiencia con unas 85.000 pesetas, ya que la ley estipula el pago de una dieta de en torno a 9.300 pesetas por cada día que dure el juicio. "En total, el juicio ha costado al Estado unos dos millones de pesetas", calcularon fuentes jurídicas.

El juicio comenzó el 25 de enero y terminó el viernes. Durante esos días los miembros del jurado pernoctaron en sus casas. El lunes comenzó la deliberación, lo que obliga a éstos a enclaustrarse (para pernoctar se les habilitó un hotel, custodiado por policías) hasta alcanzar un veredicto. Al final de la vista, el fiscal elevó a definitivas sus conclusiones y solicitó un total de 16 años de cárcel para cada procesado. Les acusa de disparar un tiro en la boca a su compatriota Mariam Klapka, casado y padre de un bebé de 15 meses, el 22 de febrero de 1998 en el interior de un piso del distrito madrileño de Carabanchel.

Según el fiscal, los acusados se presentaron en casa de la víctima y le reprocharon su inhibición en una reyerta en la que se habían visto implicados en Alcalá de Henares. La víctima les echó de casa aduciendo que su bebé estaba durmiendo. Vecinos del inmueble indicaron, según el fiscal, que los acusados volvieron más tarde, rompieron la puerta y que dispararon a Klapka mientras éste dormía. Los abogados reclamaron la absolución de sus clientes.

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