Tribuna:

Pieles

No tengo una opinión muy conformada sobre la ética en el uso de pieles animales para la confección de abrigos. Me gustan los bichos y me da pena que los maten para quitarles la piel, pero también me dan pena las vacas o los corderos cuando son sacrificados y reconozco no hacerle ascos a un buen entrecot de ternera. De piel de vaca son los zapatos que llevamos la mayoría de los humanos y de parecido material de procedencia animal están confeccionados los cinturones, bolsos y carteras de uso generalizado entre la ciudadanía.En todos los casos, la obtención de piel requiere la muerte de un ser vi...

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No tengo una opinión muy conformada sobre la ética en el uso de pieles animales para la confección de abrigos. Me gustan los bichos y me da pena que los maten para quitarles la piel, pero también me dan pena las vacas o los corderos cuando son sacrificados y reconozco no hacerle ascos a un buen entrecot de ternera. De piel de vaca son los zapatos que llevamos la mayoría de los humanos y de parecido material de procedencia animal están confeccionados los cinturones, bolsos y carteras de uso generalizado entre la ciudadanía.En todos los casos, la obtención de piel requiere la muerte de un ser vivo, y donde únicamente pueden, a mi juicio, establecerse claras distinciones de tipo ético es en las circunstancias y forma en que los animales son sacrificados. Eso que hacen con las crías de focas apaleándolas hasta la muerte para no estropear su preciada piel es una bestialidad impropia de seres civilizados, y lo mismo ocurre con la caza de especies protegidas o en vías de extinción, que son ejecutadas sin misericordia para cubrir el cuerpo de cualquier señorona.

Por fortuna, en las últimas décadas la industria de la peletería ha encaminado su negocio hacia la utilización de pieles procedentes de animales de granja y, desde un punto de vista deontológico, entre criar cabras o pollos y criar visones no hay mayor diferencia. La totalidad de los abrigos de pelo que lucen nuestras damas son confeccionados con animales de granja, algunas de las cuales están ubicadas en las afueras de Madrid. Ese sistema de producción es el que ha permitido reducir drásticamente el precio de los otrora míticos abrigos de visón cuando, años atrás, resultaban absolutamente inalcanzables para el público. Por eso no me resultó del todo afinado el lema que escogió la Asociación para la Defensa de los Animales en la campaña contra los abrigos de piel, la misma que decidió retirar de sus autobuses la EMT ante las presiones de los peleteros. "El precio de los abrigos de piel es una salvajada", rezaba aquel eslogan publicitario". Acertado o no, era el que escogieron los promotores de la campaña y el que de hecho había sido utilizado el año anterior sin que los responsables de la Empresa Municipal de Transportes pusieran reparo alguno a su difusión. Sorprende, pues, la convicción y rotundidad con la que la gerencia de la EMT argumentó después su decisión de levantar dicha campaña cuando los carteles llevaban tres días paseándose por Madrid en medio centenar de autobuses. Según explicaron, está prohibido en la empresa aceptar publicidad que dañe los intereses económicos de terceros y una llamada de la Organización Empresarial Española de la Peletería les hizo comprender que una publicidad contra las pieles en plena campaña de Navidad afectaría a la venta de abrigos. Por esa misma regla de tres, ni la EMT ni ninguna otra empresa pública podría aceptar publicidad contra el hábito de fumar porque perjudica a la poderosa empresa tabaquera de nuestro país, ni contra el consumo de alcohol porque daña claramente los intereses de los fabricantes de bebidas. La Asociación Nacional para la Defensa de los Animales es una organización legal que plantea unos postulados seguramente discutibles, pero que tiene todo el derecho a defender en cualquier plataforma de expresión. En el colmo de los despropósitos, la dirección de la EMT no sólo retiró la campaña en cuestión sin dar explicación alguna a su cliente, sino que, cuando éste la solicitó, le exigieron dulcificar el texto del anuncio como condición para reponerla. Ni que decir tiene que los representantes de ANDA están muy enfadados y dispuestos a emprender acciones legales contra quienes, a su juicio, han vulnerado la libertad de expresión que defiende la Constitución Española. Pero estos tiros siempre le salen por la culata al que dispara. Al final, la repercusión pública que tiene la retirada de la publicidad en cuestión es infinitamente mayor que el efecto que hubiera causado la campaña.

Lo incompresible de la medida ha alimentado, además, la imaginación de algunos maliciosos, que no han dudado en comentar lo que cantaba la exhibición del lema de ANDA en los autobuses municipales con tanta concejal del Partido Popular presumiendo de visones y otras pieles de pelo largo. En la EMT nadie quiere dejarse la piel.

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