Una tarifa de 150.000 pesetas al mes por cada anciano

La tarifa media que las residencias cobran al mes por cada anciano es de 150.000 pesetas. Tanto los responsables de la Administración como los de la Federación Nacional de Residencias Privadas de la Tercera Edad coinciden en que hay que desconfiar de aquellos centros que poseen tarifas inferiores. Ésa es la cantidad con la que la asistencia mínima parece estar garantizada. En el otro extremo de la oferta hay algunos centros cuyos precios llegan incluso a duplicarse: son los que ofrecen toda clase de servicios extra a sus ocupantes, que van desde la peluquería a la pedicura o los masajes.Según ...

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La tarifa media que las residencias cobran al mes por cada anciano es de 150.000 pesetas. Tanto los responsables de la Administración como los de la Federación Nacional de Residencias Privadas de la Tercera Edad coinciden en que hay que desconfiar de aquellos centros que poseen tarifas inferiores. Ésa es la cantidad con la que la asistencia mínima parece estar garantizada. En el otro extremo de la oferta hay algunos centros cuyos precios llegan incluso a duplicarse: son los que ofrecen toda clase de servicios extra a sus ocupantes, que van desde la peluquería a la pedicura o los masajes.Según las residencias privadas, el 60% del dinero que se cobra a los residentes va destinado a pagar las nóminas de los empleados; el 10%, a la manutención y al pago de la parte correspondiente de la luz, gas y otros servicios; el 20%, a la amortización de las instalaciones, y el 10% restante son beneficios una vez descontados los pertinentes impuestos.

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La Admistración, en cambio, otorga un mayor beneficio a los propietarios de los centros y estima en el 30% el beneficio que logran los dueños. Cuidar un anciano parece, por tanto, que es un buen negocio para los empresarios.

Mejor, las grandes

La mayoría de las familias piensan que es mejor ingresar en centros pequeños a los ancianos porque en ellos estarán mejor atendidos. Sin embargo, los responsables de la Consejería de Servicios Sociales recomiendan que, en caso de duda, siempre es mejor optar por una residencia de grandes dimensiones. "Así lo avalan", dicen, "los datos que tenemos de las inspecciones".

"Hay que desconfiar de esos lugares con pocos inquilinos porque lo normal en esas circunstancias es que falten profesionales cualificados y que, por ejemplo, una misma persona sea la encargada de hacer la comida y poner las inyecciones", denuncian los inspectores.

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