El retorno del tranvía, a debate

El retorno de los tranvías a Barcelona, 30 años después de su desaparición, suscita sentimientos contradictorios. Entre los responsables del transporte público local, el tranvía cuenta con muchos adeptos porque requiere una inversión menor que la del metro y porque es mucho menos contaminante y ruidoso que el autobús.Pero la ciudadanía no acaba de imaginar cómo sería la convivencia entre el tranvía y los vehículos en unas calles tan congestionadas como la Diagonal. El retorno del tranvía no deja indiferente a nadie, lo que induce a pensar que la polémica está servida. Al menos así se puso de m...

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El retorno de los tranvías a Barcelona, 30 años después de su desaparición, suscita sentimientos contradictorios. Entre los responsables del transporte público local, el tranvía cuenta con muchos adeptos porque requiere una inversión menor que la del metro y porque es mucho menos contaminante y ruidoso que el autobús.Pero la ciudadanía no acaba de imaginar cómo sería la convivencia entre el tranvía y los vehículos en unas calles tan congestionadas como la Diagonal. El retorno del tranvía no deja indiferente a nadie, lo que induce a pensar que la polémica está servida. Al menos así se puso de manifiesto en la mesa redonda organizada el pasado viernes por el Colegio de Arquitectos de Cataluña, en la que expertos y profanos debatieron los pros y los contras de un medio de transporte que marcó una época de Barcelona y que algunos técnicos presentan como la alternativa mas ecológica para el nuevo milenio.

Francesc Ventura, director general de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), organismo en el que están representadas todas las administraciones con competencias en materia de transporte, anunció que existe el compromiso de que antes del 2004 el trazado del tranvía de la Diagonal llegue a Sant Adrià de Besòs, donde se celebrará el Fòrum de les Cultures, y por el otro extremo a Esplugues de Llobregat.

El tranvía es hoy perfectamente viable en opinión de muchos arquitectos, entre los que se cuentan Lluís Cantallops y Miquel Roa. Ambos han participado en estudios sobre la integración urbana del tranvía en la Diagonal y en el Baix Llobregat. Pese al entusiasmo expresado por Cantallops para defender lo que considera un medio de transporte que se adapta con facilidad al territorio y que puede compartir el espacio con los peatones, lo cierto es que faltan por despejar incógnitas de difícil solución, como garantizar que su paso por el tramo central de la Diagonal sea posible sin rozar el colapso.

Inicialmente, la vuelta del tranvía se planteó para cubrir un recorrido de entre 10 y 20 kilómetros de la Diagonal. Después, los políticos empezaron a plantearse la necesidad de prolongar su recorrido hasta las localidades del Baix Llobregat en las que se reinvindicaba la llegada del metro. Así lo explicó Eduard Albós, ex gerente del Área de Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, quien añadió que el debate que se impone no es elegir entre el metro y el tranvía, ya que en lugares como la Diagonal el suburbano se desaconseja porque sería necesario profundizar mucho para sortear los colectores.

Pese a la variedad de argumentos a favor del tranvía enumerados por los técnicos que participaron en la mesa redonda, todos partidarios de que el tranvía circule por un carril segregado, entre el público asistente se alzaron voces contrarias a la alternativa. Intervino el arquitecto Josep Parcerisa para señalar que si el carril-bici y el carril-bus plantean problemas circulatorios, también los generará un carril para el tranvía.

Mariano Chacón, ex responsable de la implantación del trolebús en la ciudad ecuatoriana de Quito, apuntó que, antes que hablar de tranvía, habría que optimizar el funcionamiento de la red de autobuses.

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