Tribuna:

El parche y el grano

Cuando los políticos y los distintos partidos discutimos sobre asuntos diversos, a veces no somos capaces de hacer llegar a la gente la gravedad de los temas que tratamos o la percepción, en su justa medida, de las distintas visiones que tenemos para un mismo tema. A estas alturas de la democracia, sin embargo, todavía hay quien piensa que la gente no termina enterándose de las barbaridades o de los atropellos. Allá cada cual. Ahí están las stock-options promovidas por el compañero de pupitre de Aznar: es posible que no todo el mundo sepa explicar qué son, pero todo el mundo coincide en señala...

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Cuando los políticos y los distintos partidos discutimos sobre asuntos diversos, a veces no somos capaces de hacer llegar a la gente la gravedad de los temas que tratamos o la percepción, en su justa medida, de las distintas visiones que tenemos para un mismo tema. A estas alturas de la democracia, sin embargo, todavía hay quien piensa que la gente no termina enterándose de las barbaridades o de los atropellos. Allá cada cual. Ahí están las stock-options promovidas por el compañero de pupitre de Aznar: es posible que no todo el mundo sepa explicar qué son, pero todo el mundo coincide en señalar lo escandaloso que resulta que un puñado de personas se embolse miles de millones de pesetas por no hacer más que cumplir con las obligaciones (ya suficientemente bien remuneradas, por cierto) de su privilegiado trabajo.Andalucía no le cae bien al Partido Popular. La derecha nunca creyó en los andaluces ni en nuestra tierra; por eso Andalucía fue la gran olvidada del franquismo y está siendo la gran denostada por el PP, que ha frenado en seco las inversiones en infraestructuras y no es capaz de darnos, ni siquiera, lo que de acuerdo con sus propias cuentas nos correspondería, al ignorar a 400.000 andaluces que somos y estamos, porque se niegan a aplicarnos el censo del año 96 que el mismo gobierno aprobó, y que cada vez que fue actualizado, entró en vigor a efectos del dinero que va para cada autonomía, nada más ser aprobado por los respectivos gobiernos anteriores.

Estamos a las puertas del nuevo año y con él, del nuevo periodo de programación de fondos europeos. Ya todo el mundo sabe que muchas cosas se financian con fondos europeos: carreteras y autovías, puertos y aeropuertos, hospitales y colegios, ayudas a las inversiones empresariales, etcétera. Además, lo bueno que tienen es que se suman a los fondos que se aportan desde el Estado o desde la autonomía. Es decir, que incrementan realmente nuestra capacidad de generar nuevas infraestructuras o de hacer más cosas en Andalucía. Por eso son tan importantes. Pues bien, vamos a comenzar el nuevo periodo de programación que abarca los años 2000 a 2006 y es ahora cuando se están cerrando los acuerdos que fijan las cantidades de pesetas europeas que vendrán a España y a Andalucía a lo largo de todo ese periodo.

La Unión Europea asigna unas cantidades determinadas a cada Estado miembro en función de una serie de factores como la población y la renta. En este caso, los datos de población y renta españoles que se han manejado son, como no podía ser de otra forma, los del censo del 96: el mismo que el PP se niega a aplicarnos. Estas cantidades de dinero se concentran principalmente en las regiones desfavorecidas, lo que constituye el objetivo primero de la Unión Europea. Entre esas regiones está Andalucía. Este periodo 2000-2006 es además especialmente importante, porque el siguiente tendrá como escenario una Europa más grande con la incorporación de nuevos países de la antigua Europa del Este, que aportarán 100 millones más de habitantes, pero con una renta de sólo una tercera parte de la media de la actual Unión Europea, lo que, evidentemente, hará que varíen los actuales parámetros de reparto de los fondos europeos, empeorando el tratamiento relativo que Andalucía tiene hoy.

Bruselas le ha dicho al Estado español cómo debería asignar esas pesetas entre las distintas regiones del objetivo primero y le propone que asigne a Andalucía 2,5 billones de pesetas para todo ese periodo. Hace unos días denunciaba el consejero del Gobierno andaluz Gaspar Zarrías que el Partido Popular ha decidido desoír la recomendación europea y quitarle a Andalucía más de un billón en ese reparto. La pregunta inmediata es inevitable: ¿a quién se le da ese dinero que era para los andaluces?

No se equivoquen. Esta vez no es para enfrentarnos a catalanes o a vascos. No. Más que nada porque se trata de alterar la propuesta de reparto de fondos entre las regiones del objetivo primero, que son las menos desarrolladas, y ahí están diez comunidades autónomas, además de Cantabria, a la que sin ser ya de este objetivo, se va a aplicar un régimen de transitoriedad en este periodo, que le va a permitir tener un trato equivalente a las del objetivo primero.

Lo que el Gobierno del señor Aznar va a hacer es rebajar sustancialmente la asignación de recursos a Andalucía para beneficiar a otras regiones, preferentemente -mucho nos tememos- a las gobernadas por el PP, aunque estén ya prácticamente fuera del objetivo primero por estar en estos momentos casi en el 75% de la renta comunitaria (caso de Valencia, Canarias o Castilla-León) frente al 57% en el que está Andalucía. El motivo es el de siempre. Esta tierra no merece que la derecha gobernante en el Estado se fije en ella. Es más, hay que impedir el desarrollo de Andalucía por todos los medios, acogotando las finanzas de su autogobierno, al no reconocer siquiera el censo que el mismo Gobierno de la Nación aprueba, y cortando las vías de obtención de recursos europeos, ¿o qué nos habíamos creído?, ¿que podíamos nosotros avanzar en progreso por encima de los demás hasta ir alcanzándoles? Desde luego no será nunca con la ayuda del Partido Popular.

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El complejo proceso de cierre de la programación de recursos europeos debía haberse ultimado ya por el Gobierno de Madrid, haciendo llegar a Bruselas la propuesta de Plan de Desarrollo Regional (PDR) en la que debían contenerse los distintos PDR de cada región. Si eso lo hubiera ultimado ya el Gobierno central, estaríamos en condiciones operativas de disposición de los recursos europeos casi al inicio del año, pero para eso ha de asumir el PP que todos los ciudadanos se enteren de qué reparto de fondos proponía Bruselas, en función de las características específicas de cada región, como la tasa de paro, la renta per cápita, etcétera, y en función de qué criterios. Sobre todo que nos expliquen a los andaluces las ventajas que se derivan del recorte que denuncia Zarrías que se va a producir y, de camino, la ventaja que nos aporta que no nos reconozcan el censo del 96.

Como estamos además en el oscurantismo y la falta de información a los que el PP nos tiene acostumbrados desde que llegó al poder, tengo que decir que tal vez estemos en un error. Ni que decir tiene que me encantaría que así fuera y que me viera obligado a pedir excusas si se nos dice desde el Ministerio de Economía que se respetará la propuesta de reparto de fondos que Bruselas ha formulado. Y que Andalucía se llevará, como propone Bruselas, el 40% de los recursos asignados al conjunto de las regiones españolas del objetivo primero. Pero me temo que no, que nos ponemos el parche porque tenemos la certeza de que nos va a salir el grano. Sólo confío en que los andaluces sepan procesar esta información y sacar sus propias conclusiones de cara a las próximas elecciones generales. Esa es, parece ser, la única medicina que tenemos para curarnos ese grano.

Antonio Claret García es secretario de Economía y Empleo de la Comisión Ejecutiva del PSOE de Andalucía.

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