El Festival de Videocreación de Navarra dedica su sección retrospectiva al director ruso Sokurov

Un largometraje realizado en el año 1997, Madre e hijo, rompió el cerco de censura y silencio que atenazaba al hombre y su obra desde hacía décadas. Alexander Sokurov, uno de los más desconocidos artistas del cine ruso, sustentó en la mirada, la última mirada al mundo de una mujer agonizante, el eje vertebral de un exquisito trabajo sonoro y visual que le ha consagrado como uno de los autores revelación de los últimos años. Para acercar al público la extensa obra y la vida de este director, nacido en 1951 en un pequeño pueblo de Siberia, el Festival de Creación Audiovisual de Navarra le ha ded...

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Un largometraje realizado en el año 1997, Madre e hijo, rompió el cerco de censura y silencio que atenazaba al hombre y su obra desde hacía décadas. Alexander Sokurov, uno de los más desconocidos artistas del cine ruso, sustentó en la mirada, la última mirada al mundo de una mujer agonizante, el eje vertebral de un exquisito trabajo sonoro y visual que le ha consagrado como uno de los autores revelación de los últimos años. Para acercar al público la extensa obra y la vida de este director, nacido en 1951 en un pequeño pueblo de Siberia, el Festival de Creación Audiovisual de Navarra le ha dedicado su sección especial retrospectiva, que comienza mañana.

La sección especial mostrará una parte importante de su trabajo más peculiar, las piezas que el propio Alexander Sokurov llama "elegías", documentales poéticos que rodó entre los años 1986 y 1996 y que versan sobre importantes personajes y momentos históricos de la vida de Rusia como el cineasta Andrei Tarkovski, el escritor Anton Chejov, el actual presidete de Rusia, Borís Yeltsin, o la independencia de Lituania, además de la proyección de su obra más carismática Madre e hijo, distribuida en 1998 en 25 países y prácticamente inédita en España. El festival la presentará subtitulada en inglés y con sistema de traducción simultánea en castellano.Los problemas con la censura de Alexander Sokurov comenzaron antes incluso de que acabara sus estudios en la Escuela de Cine de Moscú y no fueron tanto ideológicos como de índole estética. Su primer largometraje, La voz solitaria del hombre (1987), no fue aceptado por la Escuela y sólo pudo presentarse en 1997 en el Festival de Locarno, donde obtuvo el Leopardo de Bronce.

El "eremita afín"

Entre los años 1980 y 1987 dirigió dos largometrajes de ficción, varios cortos y seis documentales. Dolorosa indiferencia, su segundo largometraje, tampoco pasó la censura estatal. La perestroika y el derrumbe de la maquinaria filmográfica soviética no supusieron una mayor aceptación de sus trabajos. Occidente esperaba autocríticas ideológicas y encontraba "documentos para el alma" en las imágenes de Sokurov y en la polisemia de su manipulación que no tenían traducción comercial.

Aunque fallecido en París en 1986, Andrei Tarkovski, eminente voz del exilio creador ruso, defendió durante los últimos años de su vida la causa de Sokurov, al que reconocía no tanto como heredero, sino como un "eremita afín", impregnado como él de la nostalgia rusa. Sokurov dedicó a Tarkovski uno de sus más emotivos documentales, Elegía de Moscú, sin duda alguna el mejor material rodado nunca sobre la vida y obra del director de Solaris y Sacrificio.

Gracias a este aval, el trabajo del realizador siberiano comenzó a ser distribuido de forma normalizada dentro y fuera de Rusia. Antes de filmar Madre e hijo y Moloch (premiada con polémica en Cannes 99), Sokurov rueda en 1988 Días de eclipse, basada en una novela de los hermanos Strugatski (autores también de Stalker de Tarkovski), en 1989 Salva y protege, su particular visión de la Madame Bovary de Flaubert y en 1992 concluye La piedra, un verdadero manifiesto estético que, más allá de la complejidad de su trama, constituye una experiencia visual sobrecogedora. El cineasta rueda también diversas elegías sobre personajes y hechos vinculados a la reciente historia de Rusia.

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La proyección de las películas de Sokurov se llevará a cabo en salón de actos del Planetario de Pamplona (calle Sancho Ramírez s/n), sede central del Festival de Videocreación, entre mañana,. martes, y el próximo día 27. La proyección de Madre e hijo, no obstante, tendrá como marco los multicines Golem Yamaguchi (Plaza de Yamaguchi) de Pamplona el próximo jueves, a las ocho de la tarde.

En concreto, se podrán ver también Elegía (1985), Elegía de Moscú (1986-87), Elegía de San Petersburgo (1989), Elegía soviética (1990), Elegía desde Rusia (1992), Elegía oriental (1996), Y nada más (1982-87), El nudo (1998) y Una vida humilde (1997).

El Festival de Creación Audiovisual de Navarra cumple este año su octava edición con una selección de 62 obras de vídeo, 12 en formato CD y 30 trabajos creados para Internet por autores españoles y extranjeros. Un total de 48 trabajos han sido seleccionados para el concurso de creación audiovisual. Todos los trabajos se podrán ver en el Planetario y la entrada es gratuita.

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