Tribuna:CIRCUITO CIENTÍFICO

El cambio climático en España

Los últimos resultados de modelos y trabajos sobre clima y cambio climático realizados por investigadores de todo el mundo confirman la sospecha que teníamos de que en las próximas décadas la situación climática de España, que nunca ha sido muy buena, va a tender a empeorar en el sentido de más calor, menos precipitación y menos humedad en el suelo, unido todo ello a un incremento de los fenómenos extremos, como sequías mas prolongadas y lluvias intensas y concentradas. Sin embargo, el interés de la sociedad y de las autoridades es pequeño. Se cumple el expediente, se acude a las conferencias ...

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Los últimos resultados de modelos y trabajos sobre clima y cambio climático realizados por investigadores de todo el mundo confirman la sospecha que teníamos de que en las próximas décadas la situación climática de España, que nunca ha sido muy buena, va a tender a empeorar en el sentido de más calor, menos precipitación y menos humedad en el suelo, unido todo ello a un incremento de los fenómenos extremos, como sequías mas prolongadas y lluvias intensas y concentradas. Sin embargo, el interés de la sociedad y de las autoridades es pequeño. Se cumple el expediente, se acude a las conferencias sobre el tema, pero una vez realizado el trámite, se olvida el asunto hasta mejor ocasión.Vivimos bajo la idea de que España tiene crédito con respecto al clima, como parecía que teníamos crédito frente a la inflación. España produce todavía poco dióxido de carbono, si comparamos nuestros niveles de emisión con los de nuestros vecinos. Pero, ¿modifica eso en algo los riesgos a los que estamos expuestos y cuyos indicios comienzan a verse ya?

El que contaminemos poco no quiere decir que no nos afecte la contaminación de los demás. El problema es global, está ya hecho, y las medidas que se están tomando son solamente frenos a la aceleración del problema, no a su velocidad. Aún así son loables, pero no eliminan ni disminuyen el problema.

Nos preocupamos poco todos, y las autoridades reflejan esa falta de interés general, cuando son precisamente las que tienen la información necesaria y las que deberían tirar del carro.

El número de investigaciones directamente sobre predicción del cambio climático financiadas por instituciones españolas es (ójala me equivoque) minúsculo. Por unidad de poblacion nuestro interés por la investigación en clima es prácticamente nulo. Así, si en Alemania, con una población de 80 millones están en marcha unos 100 proyectos financiados bien por las propias autoridades federales, bien por la UE, en España, no llegan a cinco los grupos de investigación que participan en investigación financiada por los programas europeos, siendo nuestra población la mitad de la alemana.

Sin embargo, los problemas nos van a afectar a nosotros en mucha mayor medida que a ellos. Además, la península Ibérica es un laboratorio ideal para la detección del cambio climático. En efecto, España goza de un clima semidesértico, está en el borde sur de las borrascas atlánticas. Así como un desplazamiento hacia el norte de unos 500 km de la trayectoria de las borrascas, (algo que predicen casi todos los modelos de cambio climático) no afectará a los países centroeuropeos, pues están en el centro de la trayectoria, este desplazamiento debe suponer para España recibir la mitad de la precipitación media actual de la Península. Además, esa precipitación estará concentrada en unas pocas semanas, con fenómenos de gran intensidad, lo cual intensificará el déficit hídrico tradicional de nuestras tierras. A esto tenemos que añadir un incremento de las temperaturas, con una evaporación intensificada respecto la actual.

¿Cantos de sirena? ¿Exageraciones de científicos? ¿Intereses ocultos?

La investigación sobre el clima a nivel mundial es un ejemplo poco conocido pero que merecería alguna mayor atención, de un proceso científico modelo, de garantías casi inalcanzables en otros campos. Es evidente que la predicción climática, basada en modelos, no es una ciencia experimental en el sentido decimonónico, o incluso de principios de nuestro siglo. Pero las grandes cuestiones de la ciencia ya no son experimentales en ese sentido. Cuando se descubre una nueva partícula elemental, se descubre en un único laboratorio y con escasas posibilidades de repetición del experimento. La sociedad se interesa en el Big Bang, que por definición no puede ser repetido.

Pero para el clima tenemos simulaciones de muy altas garantías y un trabajo de coordinación, de síntesis, en el que intervienen el 99.9% de los científicos dedicados al tema en el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), una experiencia desconocida en otras disciplinas. Esta garantía sustenta el problema expuesto y hace muy urgente un tratamiento serio y acorde con nuestra capacidad.

Antonio Ruiz de Elvira es catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares.

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