Tribuna:

Truco

ADOLF BELTRAN

A los prestidigitadores, a veces, les fallan los trucos. Por ejemplo, a Zaplana, que ha intentado montar una foto para una amiga caída en desgracia a costa del prestigio de las distinciones que otorga la Generalitat el 9 d"Octubre y, sobre todo, de la conmemoración del quinto centenario de la Universidad de Valencia. No se trataba esta vez de un trucaje ingenuo, como el que colocó al presidente, en uno de los catálogos que edita la dirección general de Consuelo Ciscar, tocando las campanas junto a Llorenç Barber sin que la escena se haya producido. Consistía el asunto en c...

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ADOLF BELTRAN

A los prestidigitadores, a veces, les fallan los trucos. Por ejemplo, a Zaplana, que ha intentado montar una foto para una amiga caída en desgracia a costa del prestigio de las distinciones que otorga la Generalitat el 9 d"Octubre y, sobre todo, de la conmemoración del quinto centenario de la Universidad de Valencia. No se trataba esta vez de un trucaje ingenuo, como el que colocó al presidente, en uno de los catálogos que edita la dirección general de Consuelo Ciscar, tocando las campanas junto a Llorenç Barber sin que la escena se haya producido. Consistía el asunto en colar por sorpresa, con una literal nocturnidad y alevosía, a María Consuelo Reyna, ex directora del diario Las Provincias, en el reparto de medallas junto a Manuel Valdés, Antonio Mestre, el presidente del Valencia CF, Pedro Cortés, y el rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz. La ausencia de este último, sustituido por dos de sus vicerrectores, malogró la jugada. Dijeron desde Presidencia que Ruiz debió anteponer la institución a las cuestiones personales. Como si el rector, con su gesto, no hubiese defendido precisamente la dignidad de lo que representa frente a un poder político que, por lo visto, sí que puede anteponer los caprichos particulares a la prudencia y la responsabilidad de los gobernantes. María Consuelo Reyna debe de tener, supongo yo, todos los bunyols d"or ab fulles de llorer o similares inventados dentro del peculiar círculo vicioso que alentó desde el diario del que, además de directora, era copropietaria. Ese tipo de condecoraciones es el que merece el periodismo reaccionario de agitación que ha practicado, una especie de caricatura con mala sintaxis del peor periodismo de combate del siglo XIX. Su "mérito cultural" consiste sólo en haber sido de casa, estrecha amiga de Zaplana, auténtica gurú del espeso pantano de bilis en el que se ha revolcado la derecha valenciana durante décadas. Hizo bien Pedro Ruiz. Si el presidente quiere hacer de mago, para solaz de sus incondicionales, que ponga él la chistera y se busque el conejo en otra parte.

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