El Ejército abre fuego contra los estudiantes

Un día después del asedio a la Misión de Naciones Unidas en Dili, las milicias armadas proindonesias controlaban ayer algunos barrios de la capital, entre ellos el de Matadouro, a menos de 300 metros de la sede de la ONU y junto a un cuartel. Dos jóvenes independentistas, heridos el miércoles de bala en ese barrio, reconocieron a este periódico que las milicias rodearon y amenazaron con fusiles y machetes a un grupo de 100 estudiantes concentrados allí, pero fueron soldados quienes les dispararon. Los disturbios se saldaron con, al menos, un muerto y dos heridos. Muchos barrios de Dili se enco...

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Un día después del asedio a la Misión de Naciones Unidas en Dili, las milicias armadas proindonesias controlaban ayer algunos barrios de la capital, entre ellos el de Matadouro, a menos de 300 metros de la sede de la ONU y junto a un cuartel. Dos jóvenes independentistas, heridos el miércoles de bala en ese barrio, reconocieron a este periódico que las milicias rodearon y amenazaron con fusiles y machetes a un grupo de 100 estudiantes concentrados allí, pero fueron soldados quienes les dispararon. Los disturbios se saldaron con, al menos, un muerto y dos heridos. Muchos barrios de Dili se encontraban ayer prácticamente desiertos por temor a un nuevo asalto de los paramilitares.El estudiante Marcos da Cruz, de 21 años, herido de un balazo en su pierna izquierda, explica en la clínica Motael que "las milicias se acercaron primero contra nosotros; éramos unos 100 jóvenes que estábamos concentrados en la escuela SMA 2; nos amenazaron con armas y catanas [el machete timorense], pero fueron los militares quienes llegaron después y abrieron fuego contra nosotros. Todo el mundo salió corriendo y no sé cuantos pudieron resultar heridos". A pesar del incidente, Marcos da Cruz no tiene miedo. En un pequeño camastro y rodeado de otros cuatro heridos, explica: "Estamos luchando para el futuro. Tengo una herida horrible, pero mi destino es luchar para la independencia".

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Atino de Jesús, de 17 años, se ha salvado de milagro. Una bala le atravesó el lado izquierdo del cuello. Tumbado en su camilla, pero aún vestido con un vaquero marrón y una camiseta de camuflaje, Atino, con sólo estudios primarios, confirma la versión de su compañero y añade: "Las milicias quieren intimidar a los jóvenes para que no apoyen la independencia, pero nosotros vamos a seguir igual; no nos importa morir para defender la independencia".

"No vamos a doblegarnos"

La carmelita timorense Julia Monteiro lleva años destinada en la parroquia Motael, pero desde el comienzo de los disturbios no sale de la clínica. También es independentista: "Las milicias han sido organizadas e instigadas por los militares; ellos son los que dirigen todos los asaltos y utilizan a las milicias. Llevamos 24 años trabajando por la independencia y no vamos a doblegarnos ahora".

La Misión de Naciones Unidas confirmó ayer la muerte de dos personas en los incidentes del miércoles, aunque otras fuentes admiten un muerto más. Es muy posible que fuera así, porque las milicias suelen enterrar algunos cadáveres, para ocultar rastros. Son los desaparecidos timorenses. Uno de los muertos, el estudiante Bernardino Bonaparte Soares, de 17 años, llegó al hospital con una herida de bala en el cuello. Los médicos intentaron reanimarle, pero la bala le había partido la yugular y murió desangrado. La segunda víctima llegó al hospital de Dili en la noche del miércoles. Había sido destrozado a machetazos por los milicianos, que luego le quemaron. Su cuerpo estaba irreconocible.

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