La Comunidad promete 300 millones para recuperar el monte devastado

Remedios para el mayor desastre ecológico de la región de los últimos cuatro años. El presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, prometió ayer una inyección económica de 300 millones de pesetas para recuperar el monte de Abantos, en San Lorenzo de El Escorial. Sin embargo, habrá que esperar tres años para que el terreno calcinado se regenere, condición previa para plantar los nuevos árboles.El monte de Abantos (1.754 metros de altitud), un paraje de gran importancia medioambiental, fue pasto de las llamas durante 28 horas, desde la tarde del viernes hasta las 19.30 del sábado....

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Remedios para el mayor desastre ecológico de la región de los últimos cuatro años. El presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, prometió ayer una inyección económica de 300 millones de pesetas para recuperar el monte de Abantos, en San Lorenzo de El Escorial. Sin embargo, habrá que esperar tres años para que el terreno calcinado se regenere, condición previa para plantar los nuevos árboles.El monte de Abantos (1.754 metros de altitud), un paraje de gran importancia medioambiental, fue pasto de las llamas durante 28 horas, desde la tarde del viernes hasta las 19.30 del sábado. Ayer, uno de los helicópteros que contribuían a apagar los rescoldos se estrelló y cayó en la zona conocida como pico del Gato, a 1.700 metros de altura. La piloto y el comandante resultaron heridos graves. El tercer ocupante, un mecánico, sufrió heridas leves.

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El accidente no impidió que Ruiz-Gallardón recurriera a ese medio de transporte para inspeccionar desde el aire las 450 hectáreas devastadas por un incendio que provocó la evacuación de más de 5.000 personas y llegó a amenazar el Valle de los Caídos. El presidente regional reconoció que el siniestro ha tenido "consecuencias devastadoras". "Ha causado la calcinación total de los árboles, pero vamos a reforestar. Se va a solicitar un crédito extraordinario de 300 millones de pesetas a la Consejería de Hacienda a fin de financiar la recuperación integral de la zona afectada por las llamas", añadió. Ruiz-Gallardón recordó que la Comunidad no permitirá que el monte de Abantos se recalifique desde el punto de vista urbanístico. En 1995, la Comunidad prometió una inversión de 350 millones para reforestar las 959 hectáreas que ardieron en Somosierra, pero al final recortó la cifra a 110 millone.

Los primeros indicios ya hicieron pensar que una imprudencia desató el incendio en de Abantos. Los investigadores precisaron ayer qué tipo de imprudencia provocó el fuego.

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Accidente de helicóptero

El fondo de una botella hizo de lupa, quemó unos rastrojos y desató el incendio de El Escorial

El helicóptero cayó a unos 30 metros de una cuadrilla de bomberos que apagaba unos rescoldos en lo alto del monte. Uno de ellos vio cómo la aeronave volaba muy bajo. "Vi que el helicóptero volaba muy bajo, pero lo perdí porque los pinos me taparon la vista. Luego escuché el fuerte estruendo del accidente. Me acerqué corriendo y vi el helicóptero destrozado entre los pinos", narró. La robustez de la cabina del helicóptero salvó a los ocupantes, según aseguró el jefe de bomberos de la Comunidad, Luis Villarroel. "Los tripulantes de los helicópteros se juegan la vida en cada pasada que dan sobre el bosque. Afinan mucho cuando vierten los cargamentos de agua sobre las brasas", añadió.El helicóptero siniestrado es un MI-8 de fabricación búlgara que va provisto de dos turbinas y tiene fuerza suficiente para levantar una bolsa con 4.000 litros de agua. Fue contratado por la Comunidad a través de la empresa Helicsa y tiene su base en Cercedilla. Fuentes de la empresa afirmaron ayer que desconocían la causa del siniestro y afirmaron que el aparato estaba en perfectas condiciones.

Los bomberos desconocían ayer si el helicóptero cayó porque la bolsa de agua que cuelga de la panza de la aeronave se enganchó en las copas de los pinos e hizo perder el control a la piloto. La Dirección General de Aviación Civil investiga el accidente para aclarar qué ocurrió. Las tareas de extinción y vigilancia del fuego se mantendrán en la zona devastada durante días. Eso sí, con menos efectivos. Mientras que el sábado unas 500 personas combatían el fuego, ayer eran 130 las que permanecían en el lugar del siniestro. Su objetivo era apagar por fin los rescoldos del fuego.

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