"No soy la de antes, hasta he perdido altura"

Cuando su abogado le remitió por fax la sentencia, Concepción Moreno la leyó cuatro veces. Le habían comentado que, en caso de errores, los médicos suelen taparse entre sí y que es difícil lograr un fallo condenatorio contra un facultativo. "La leí una y otra vez, despacio y párrafo por párrafo. Me parecía un sueño. No deseo mal a nadie", puntualiza Moreno, "pero me sentí féliz: se había hecho justicia conmigo y pensé que serviría para que, en lo sucesivo, ese señor [el cirujano] tenga más cuidado cuando opere a alguien; él se jactaba de que todos los años abría 70 u 80 espaldas".Sus dolores a...

Cuando su abogado le remitió por fax la sentencia, Concepción Moreno la leyó cuatro veces. Le habían comentado que, en caso de errores, los médicos suelen taparse entre sí y que es difícil lograr un fallo condenatorio contra un facultativo. "La leí una y otra vez, despacio y párrafo por párrafo. Me parecía un sueño. No deseo mal a nadie", puntualiza Moreno, "pero me sentí féliz: se había hecho justicia conmigo y pensé que serviría para que, en lo sucesivo, ese señor [el cirujano] tenga más cuidado cuando opere a alguien; él se jactaba de que todos los años abría 70 u 80 espaldas".Sus dolores arreciaron tras la operación. Al salir del quirófano creyó que, por fin, desaparecerían los "espantosos" dolores que tantas bajas laborales le habían provocado durante cinco años. Pero no fue así. Después de la intervención, incluso llegó a desmayarse de dolor en un servicio de urgencias. "Aparte de mi hernia, en la vértebra de al lado tenía la escabechina de la operación. Mi vida ha quedado superlimitada, ni soy la de antes ni puedo hacer lo que antes hacía; hasta he perdido altura". Recuerda las "largas" que le dieron los médicos del hospital de La Princesa cuando acudió de nuevo a ellos. "Opté por ir a una clínica privada porque nadie en La Princesa reconocía el error".