Tribuna:

La Velada

DE PASADAAl mismo tiempo que Víctor García de la Concha anunciaba una nueva edición de la Ortografía, daba comienzo en Cádiz la fiesta popular que señala el ecuador del verano, la Velada de los Ángeles. Una cosa y otra no tendrían mayor relación de no ser porque la memoria, siempre traicionera, rescata la imagen de aquel alumbrado de hace unos años en el que podía leerse Velada de los Ángueles: un error sin duda intencionado para cobrar las siete bombillitas que formaban esa u agresiva pero, en cualquier caso, merecedora de un dardo en la palabra -untado con curare- del académico Lázaro Carre...

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DE PASADAAl mismo tiempo que Víctor García de la Concha anunciaba una nueva edición de la Ortografía, daba comienzo en Cádiz la fiesta popular que señala el ecuador del verano, la Velada de los Ángeles. Una cosa y otra no tendrían mayor relación de no ser porque la memoria, siempre traicionera, rescata la imagen de aquel alumbrado de hace unos años en el que podía leerse Velada de los Ángueles: un error sin duda intencionado para cobrar las siete bombillitas que formaban esa u agresiva pero, en cualquier caso, merecedora de un dardo en la palabra -untado con curare- del académico Lázaro Carreter, incluso de Ramoncín si falta hiciera. Pero si La Velada no acaba de cuajar no es culpa de la ortografía, ni de los munícipes, ni del cha-cha-chá, que lo hubo y a todo volumen. Una feria en condiciones, y La Velada aspira tímidamente a serlo, necesita farándula y famoseo que pasee el palmito por su real, que la adorne y dignifique. Y eso, con astros de comparsa y jugadores de Segunda B, no hay forma humana de lograrlo. Ángeles, lo que se dice ángeles, pocos: sólo Shao-Li, inmigrante pequinesa vendedora de rosas perfumadas, pasaba por criatura celestial en medio de la marabunta más dada a las bebidas espiritosas. Por fortuna, La Velada tampoco lo fue de boxeo, como a menudo sucede en estas concentraciones, y el público se comportó. Mientras en la caseta del PP se repartían condones y el nuevo teniente de alcalde, Jorge Moreno, daba ejemplo sirviendo copas, en la de Izquierda Unida se cocinaban muergos y se desafinaba La Internacional. Entre ésta y aquella, la tercera vía conducía al ámbito de las penas y las cofradías -adosadas en sana vecindad-, y en el más allá la caseta del PA abría sus cortinas con la mítica efigie de Mágico González presidiendo la barra. Remedando el relato de Benítez Ariza, El hombre del velador, el Hombre de la Velada, metáfora del gaditano, es un Hamlet que se debate entre el Carnaval y la Semana Santa -ésa es la cuestión-, Rocío Jurado y Chayanne. Está harto de playa, pero no quiere que acaben las vacaciones. Maldijo al Cádiz FC, pero volverá a hacerse socio. Un grupo pionero del pop gaditano en los ochenta, Los Cables, bautizaron su primer disco con el profético título Hacersiemprelomismo. Y aún no conocían La Velada. ALEJANDRO LUQUE

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