El Gobierno chino prohíbe una secta religiosa a la que considera una seria amenaza para el sistema

El Gobierno de China declaró ayer ilegal a la secta taoísta Falun Gong porque "promueve la superstición, fabrica mentiras y crea inestabilidad", según anunció, en una rueda de prensa convocada de manera inesperada y con carácter de urgencia, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhu Bangzao. Falun Gong, que dice tener 70 millones de seguidores en el país, 10 millones más que el propio Partido Comunista Chino, es considerada por el Gobierno como "una organización extremadamente peligrosa" y un riesgo para la estabilidad del país.

Zhu afirmó que la organización ha saboteado el...

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El Gobierno de China declaró ayer ilegal a la secta taoísta Falun Gong porque "promueve la superstición, fabrica mentiras y crea inestabilidad", según anunció, en una rueda de prensa convocada de manera inesperada y con carácter de urgencia, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Zhu Bangzao. Falun Gong, que dice tener 70 millones de seguidores en el país, 10 millones más que el propio Partido Comunista Chino, es considerada por el Gobierno como "una organización extremadamente peligrosa" y un riesgo para la estabilidad del país.

Zhu afirmó que la organización ha saboteado el orden social e institucional de China y es peligrosa para la salud física y mental de sus seguidores, entre los que se encuentran cuadros del partido, que han sido amenazados con la expulsión si se niegan a abandonarla y a confesar lo que saben sobre el grupo.La televisión estatal anunció ayer que quienes incumplan la prohibición de realizar las prácticas de la secta en público o difundir su material serán encarcelados. El temor a que Falun Gong se convierta en un "centro de poder rival" al del partido es lo que ha motivado su represión, según fuentes de la disidencia. El Gobierno chino, que oficialmente sólo admite la cifra de dos millones de miembros, afirma que el fundador de la secta, el ex funcionario de 47 años Li Hongzhi, es "una figura diabólica" y que en los centros de enseñanza de Falun Gong se organizaron conspiraciones y se instigó a sus miembros a atacar a algunos medios de comunicación y a departamentos del partido y del Gobierno. Según un comunicado del Ejecutivo, la secta también difundía entre sus seguidores la idea de curar las enfermedades mediante la práctica del qigong, un arte marcial que se combina con la meditación, por lo que muchos adeptos murieron al no recibir tratamiento médico.

La nota añade que Li falseó su biografía, en la que afirma que fue iluminado por maestros del budismo y del taoísmo cuando era niño, e incluso cambió su fecha de nacimiento para hacerla coincidir con el cumpleaños de Sakyamuni, el fundador del budismo, y demostrar así que él es su reencarnación. "Su único don cuando era pequeño era su habilidad con la trompeta", dicen, en cambio, los familiares y amigos que cita el comunicado.

Li, que vive en Estados Unidos, posee vehículos y viviendas de lujo en China a nombre de familiares y miembros de la secta, además de una importante fortuna, por la que no paga impuestos, afirma el Gobierno. La secta ha acumulado decenas de millones de dólares con la venta de los libros y retratos de Li, cojines de meditación y vídeos de sus enseñanzas, según un experto en cultos religiosos consultado por la agencia de noticias Reuters.

La campaña oficial iniciada a comienzos de año contra las "tendencias supersticiosas", debido a su rápido incremento en los últimos años, se intensificó a comienzos de esta semana con la detención de 70 dirigentes de Falun Gong, que cuenta con 39 centros de formación, más de 1.900 escuelas y 28.000 puntos de práctica en China. Esta intervención motivó que más de 30.000 seguidores se concentraran el miércoles frente a edificios oficiales en 30 ciudades del país.

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