Tribuna:

Encuentro estimulante

MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZFue en Sevilla, el viernes de dolores del PP, cuando Pascual Maragall prometió al presidente Chaves que si alcanza la Presidencia de la Generalitat no va a plantear la "balanza fiscal" como un objetivo prioritario, es decir, que no será exigente con el reconocimiento de la diferencia entre lo que Cataluña aporta al Estado y lo que recibe de él. Ese reconocimiento, que sí es prioritario para Jordi Pujol, es considerado por Manuel Chaves como un factor de desigualdad insolidaria entre comunidades autónomas que perjudicaría especialmente a Andalucía. El anuncio de Maragall ...

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MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZFue en Sevilla, el viernes de dolores del PP, cuando Pascual Maragall prometió al presidente Chaves que si alcanza la Presidencia de la Generalitat no va a plantear la "balanza fiscal" como un objetivo prioritario, es decir, que no será exigente con el reconocimiento de la diferencia entre lo que Cataluña aporta al Estado y lo que recibe de él. Ese reconocimiento, que sí es prioritario para Jordi Pujol, es considerado por Manuel Chaves como un factor de desigualdad insolidaria entre comunidades autónomas que perjudicaría especialmente a Andalucía. El anuncio de Maragall es, por tanto, importante y se refuerza con el principio de acuerdo al que llegaron los dos políticos socialistas en la defensa del "federalismo cooperativo", lo que quiere decir, ni más ni menos, que hablaron de solidaridad y dejaron en el aire de la esperanza un discurso alejado del de la desigualdad -más que de la diferencia- que mantienen los nacionalistas catalanes, a pesar de su contrastado sentido de Estado. Los socialistas catalanes se han distinguido siempre con un discurso alejado de las tesis generales de su partido en materia autonómica, más cercano a los nacionalistas y, por tanto, lejos de las reivindicaciones de la Junta de Andalucía, cuyo presidente siempre ha defendido que las comunidades autónomas deben recibir, por sus hechos diferenciales, un tratamiento diferenciado, pero sin que ello se traduzca en desigualdades en los derechos de los ciudadanos. Lo del viernes en Sevilla, a fuerza de mirar la realidad con perspectiva de pasado, son palabras y puede ser que nada más que palabras. Sin embargo, suenan a discurso de encuentro entre dos potentes políticos, uno con mucho poder y el otro en expectativa de tenerlo. Ha dicho Maragall que el abrazo entre Cataluña y Andalucía podría levantar una de las columnas vertebrales de la España plural. Es un reto estimulante que ha dejado abierto un camino entre los dos políticos y, en esta circunstancia, otras posibilidad igualmente estimulante: la de hacer coincidir las elecciones andaluzas con las elecciones catalanas. Es una posibilidad y acaso hasta un reto.

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