Cultura no ha creado aún ninguno de los organismos previstos en la ley del deporte

La decisión del Parlamento de instar al Ejecutivo autónomo la creación del Comité Vasco de Promoción Olímpica supone el primer desarrollo de la ley vasca del deporte, aprobada en junio de 1998, que preveía un total de ocho organismos, aún no creados, en los que se sustenta buena parte de la aplicación de ese texto. La inestabilidad parlamentaria y otros asuntos internos de la política deportiva explican la paralisis de la ley autonóma más conflictiva.

La ley del deporte nació tras un debate sin aliento y se ha tomado un respiro de un año. El 11 de junio de 1998, el grupo socialista pres...

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La decisión del Parlamento de instar al Ejecutivo autónomo la creación del Comité Vasco de Promoción Olímpica supone el primer desarrollo de la ley vasca del deporte, aprobada en junio de 1998, que preveía un total de ocho organismos, aún no creados, en los que se sustenta buena parte de la aplicación de ese texto. La inestabilidad parlamentaria y otros asuntos internos de la política deportiva explican la paralisis de la ley autonóma más conflictiva.

La ley del deporte nació tras un debate sin aliento y se ha tomado un respiro de un año. El 11 de junio de 1998, el grupo socialista presentaba un voto particular -derrotado por la mayoría nacionalista- que solicitaba la supresión del artículo 8, que recogía la creación del Comité Vasco de Promoción Olímpica. El martes pasado, el Parlamento aprobaba por unanimidad una proposición no de ley de los socialistas en la que se insta al Gobierno vasco a desarrollar ese comité. La situación, en principio extraña, revela, sin embargo, el atemperamiento y la parálisis de una ley que supuso un sobresalto político, tras la incorporación de Herri Batasuna a los trabajos de la ponencia, que acabó por alterar sustancialmente los contenidos iniciales del anteproyecto. De hecho, la incorporación del comité de promoción olímpica (un órgano inexistente en el anteproyecto) respondía a una intencionalidad diferente a la invocada ahora por el grupo socialista. Más bien se fundamentaba en el antecedente de Cataluña, con el embrión de un Comité Olímpico Catalán que recibió un dictamen desfavorable del Tribunal Constitucional. Inicialmente, la ley vasca recogía aquel espíritu en la pretensión de una participación vasca como selección olímpica, aunque mediante una redacción del artículado tan amplia como difusa. Federaciones desunidas La parálisis de la ley ha sido notable en su primer año de funcionamiento. Tildada de reglamentista por los sectores deportivos inmersos en el debate, el texto legal ha vivido sumergido en la inestabilidad del propio Parlamento vasco y en el proceso de pacto de la mayoría gubernamental, una vez sosegado el enfrentamiento ideológico que envolvió el debate. Un año después de su aprobación, aún no se han creado organismos y comités básicos para la adecuada aplicación de la ley. Los comités vascos del deporte, de justicia deportiva, de deporte universitario, de medicina deportiva o contra la violencia en el deporte y la escuela vasca se constituyen en el articulado como organismos fundamentales. Cabe pensar que el establecimiento de los consensos políticos en el Gobierno vasco pueda significar el desarrollo de todos o buena parte de estos organismos. La Unión de Federaciones Deportivas Vascas, prevista en el artículo 36 del texto, y que en su día protagonizó un apartado del debate ideológico (por residenciar el impulso de las selecciones vascas), ha concluido en un debate más peregrino. La no constitución de este organismo máximo de representación de las federaciones deportivas no depende tanto del entorno político de la ley como de las disputas internas entre federaciones. Hasta la fecha, las federaciones se han agrupado por su cuenta para tratar de presionar ante el Departamento de Cultura, que dirige Mari Carmen Garmendia. Así, han surgido organizaciones territoriales (en Vizcaya y Guipúzcoa) y así surgió inicialmente Sustraiak, que sobrepasa la división territorial, aunque con resultados escasos. La situación se encuentra viciada de partida. Unos y otros echan cuentas sobre el reparto de poder que les correspondería en la Unión, según la situación actual. Hasta el momento, el Ejecutivo ha optado por paralizar cualquier decisión, aunque la situación de muchas federaciones (organismos privados con subvenciones públicas) languidece de forma notable.

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