Reportaje:

El tráfico, una batalla política perdida

Los atascos de tráfico son una realidad cotidiana en las capitales vascas. Desesperante para los automovilistas y un quebradero de cabeza de difícil solución para los responsables institucionales. Y más en época electoral. Muchísimos vecinos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián se desplazan andando por la ciudad pero, si no hay ganas o posibilidad de llegar al destino a pie, una gran mayoría opta por coger el coche. Bilbao es la ciudad que mayores problemas de tráfico padece. Diariamente circulan por ella 293.663 vehículos. En Vitoria la cifra es muy inferior, 43.000. En la capital guipuzcoana,...

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Los atascos de tráfico son una realidad cotidiana en las capitales vascas. Desesperante para los automovilistas y un quebradero de cabeza de difícil solución para los responsables institucionales. Y más en época electoral. Muchísimos vecinos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián se desplazan andando por la ciudad pero, si no hay ganas o posibilidad de llegar al destino a pie, una gran mayoría opta por coger el coche. Bilbao es la ciudad que mayores problemas de tráfico padece. Diariamente circulan por ella 293.663 vehículos. En Vitoria la cifra es muy inferior, 43.000. En la capital guipuzcoana, se producen cada día 133.132 desplazamientos de entrada a la ciudad. El endurecimiento de las penas a los conductores infractores es una medida que se ha aplicado en Vitoria y Bilbao con poco éxito. En San Sebastián, el Ayuntamiento pretende convertir la ciudad en el paraíso del peatón, con el cierre continuado de calles al tráfico rodado y reservando carriles para los autobuses y bicicletas. Las instituciones vizcaínas reconocen que han perdido la batalla contra el uso del vehículo privado en Bilbao. Aunque el metro se ha convertido en sus cuatro años de vida en el medio de transporte más utilizado, no ha conseguido desbancar al coche. Los bilbaínos participan en la mayoría de los 1,3 millones de viajes que se realizan a diario en Vizcaya y para hacerlo usan en un 56,4% de los casos el coche, que se ha convertido en la bestia negra de los políticos. Así lo han reconocido responsables del Consorcio de Transportes de Vizcaya, que ha realizado un exhaustivo estudio sobre el tráfico en la provincia, y de la Diputación vizcaína. El parque de turismos, camiones y autobuses es de 471.169 vehículos. De los casi 300.000 que circulan en un día laborable por Bilbao, más de 19.000 son camiones. El 44,5% de los desplazamientos se realizan andando, pero cuando el ciudadano no puede o no quiere hacerlo a pie, usa en un 64% de los casos el coche y en un 36%, el transporte público. El automóvil gana por goleada. Y eso pese al esfuerzo que las instituciones han hecho -el metro, la Variante Sur ferroviaria de Renfe, entre otros grandes proyectos- para que el automóvil pase a segundo plano. La comodidad es la primera razón esgrimida para optar por el coche. Conocido este dato en el Estudio de Movilidad que hizo el Consorcio de Transportes de Vizcaya, su exgerente Eukeni Larrondo reconocía que difícilmente se puede incrementar el uso del transporte público cuando la razón para utilizar el coche es que resulta más cómodo. La única solución es poner las cosas más difíciles a los conductores. Una medida poco electoral. El diputado de Transportes de Vizcaya, José Félix Basozabal, ha llegado a defender el fomento del teletrabajo y la reducción de los días laborables para desanimar a los numerosos adeptos al automóvil. Pero no se limitan a echar balones fuera. Los responsables del Consorcio de Transportes, que aspira a convertirse en la única autoridad del transporte en Vizcaya, y los de la Diputación vizcaína reconocen que el "retraso permanente" en la oferta de carreteras contribuye a provocar atascos diarios en los accesos a Bilbao. "Ni la Avanzada ni la solución de Ugaldebieta son ya suficientes para atender a la demanda creciente de tráfico", admite Basozabal. La actual oferta en trasporte público es suficiente, a juicio de los vizcaínos. Además del metro, existen 25 líneas de autobús y la Variante Sur ferroviaria, en la línea de la Margen Izquierda, que conecta el barrio de Olabeaga con el centro de Bilbao. El suburbano es el medio favorito. En 1998 registró 49,1 millones de viajeros, un 18% más que un año antes, que ha robado en gran parte a Bizkaibus y Bilbobus. El éxito del metro se ha traducido en un mayor nivel de autofinanciación, pero apenas ha reducido el tráfico de coches. Junto a proyectos multimillonarios como el tranvía o el túnel de Artxanda, que cuando esté construido será el primer acceso con peaje a Bilbao, el Ayuntamiento acaba de presentar en plena campaña electoral otro plan para evitar la masiva utilización del coche. La concejalía de Medio Ambiente anunció el viernes pasado que en cuatro años Bilbao dispondrá de 27 kilómetros de carril-bici. El que se lleve a cabo, como les ocurre al resto de los proyectos, depende de lo que digan las urnas el 13-J. San Sebastián aspira a convertirse en la ciudad del peatón. Va camino de conseguirlo, si logra ganar la batalla contra el tráfico. La total reordenación de la red viaria que ha sufrido en la última década augura una tarea bastante más fácil que en las otras capitales. Porque hoy la congestión no es un mal endémico, sólo un mal compañero de viaje en las horas punta y en las arterias principales por el flujo intenso de vehículos procedentes de la comarca. En un día laborable se producen 133.132 desplazamientos de entrada en vehículos privados, de los que sólo 47.139 corresponden a residentes en San Sebastián. El Gobierno vasco, el Ayuntamiento y la Diputación de Guipúzcoa acordaron el pasado 10 de mayo crear un consorcio para coordinar los autobuses urbanos, interurbanos y los servicios de Renfe y Euskotren que confluyen en San Sebastián, para configurar una oferta integral que atraiga a los que se desplazan en coche. Hoy la descoordinación horaria entre servicios aboca a los ciudadanos de Donostialdea a circular en automóvil. No obstante, quienes pueden, prefieren caminar. El Estudio de Movilidad de Guipúzcoa refleja que el 43% de los donostiarras se desplaza a pie, aunque cada familia tiene 1,6 vehículos. Y es que, aunque no sufre graves problemas circulatorios, San Sebastián sí arrastra la lacra de las dobles filas y, sobre todo, la cruz del aparcamiento. Los garajes subterráneos -más de 5.000 plazas para residentes y otras tantas en rotación- son insuficientes y su precio abusivo. La OTA, mucho menos permisiva con las infracciones tras su privatización, tampoco es una solución para quien trabaja en el corazón de la ciudad. Al alto precio hay que sumar el trastorno que supone tener que mover el coche cada hora y media. El 33% de la población usa el automóvil y un 18%, el transporte público. El Plan de Acción en Favor de la Modernización del transporte público y el Pacto Cívico de Movilidad, promovido por el alcalde Odón Elorza, se asientan en la oferta de un "servicio competitivo, más cómodo y eficaz" como alternativa al automóvil particular. Una tarea nada fácil. La Compañía del Transporte de San Sebastián tuvo en 1998 un déficit superior a los 500 millones de pesetas, dispone de 81 vehículos, 20 líneas y los viajeros reclaman una mayor frecuencia y mejores conexiones. En todo caso, San Sebastián es una de las ciudades españolas donde más se usa el autobús. En algunos barrios, que carecen de líneas de autobús, tienen que contentarse con el taxi-bus, un servicio público pionero en España instaurado en 1995. PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE

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