Las otras realidades

Con la invención de la fotografía, las artes plásticas pudieron liberarse del yugo de ser las encargadas de reproducir el mundo. A finales del XIX comenzaron a fraguarse nuevas concepciones de la realidad, el artista pudo encontrar modos alternativos de reproducir los paisajes, objetos y seres de la naturaleza desde su prisma personal. Los estallidos de color del impresionismo constituyeron la primera de las rupturas con la figuración tradicional que se sucederían a lo largo del siglo XX de la mano de las vanguardias. Estas vanguardias, del cubismo al pop art, se recogen en la exposición Figur...

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Con la invención de la fotografía, las artes plásticas pudieron liberarse del yugo de ser las encargadas de reproducir el mundo. A finales del XIX comenzaron a fraguarse nuevas concepciones de la realidad, el artista pudo encontrar modos alternativos de reproducir los paisajes, objetos y seres de la naturaleza desde su prisma personal. Los estallidos de color del impresionismo constituyeron la primera de las rupturas con la figuración tradicional que se sucederían a lo largo del siglo XX de la mano de las vanguardias. Estas vanguardias, del cubismo al pop art, se recogen en la exposición Figuraciones del Museo de La Asegurada de Alicante, con la que la sala cierra su ciclo dedicado al arte de esta centuria. Todas las obras proceden de la colección personal del escultor de Onil Eusebio Sempere, que componen los fondos de arte del siglo XX de La Asegurada. La muestra, que podrá visitarse hasta pasado el verano, completa un ciclo iniciado hace ahora un año, cuando el museo reabrió sus puertas tras haber sido sometido a un exhaustivo proceso de remodelación interna. Un total de 65 obras (7 esculturas, 19 pinturas, 36 obras gráficas y 3 dibujos) componen esta exposición que llega tras las muestras Geometrías y Otras abstracciones. Todas ellas dan una idea de la riqueza del patrimonio artístico de Eusebio Sempere, que cuenta con obras de, entre otros, Pablo Picasso, Juan Gris, Francis Bacon, Equipo Crónica, Julio González, Salvador Dalí, Joan Miró... Las obras se distribuyen entre los tres pisos del museo. La planta baja la ocupan los primeros postulados vanguardistas y aquellos autores que, en general, iniciaron un camino que después muchos seguirían o reinterpretarían. Encontramos aquí delicias como un bodegón de Juan Gris que luce magnífico tras haber sido restaurado en el IVAM, dos dibujos de Picasso, el sobrecogedor expresionismo de El boxeador, de Francis Bacon, o la elegante cabeza de bronce pulido Kiki de Montparnasse, de Gargallo. En el primer piso, los delirios oníricos conviven con la concreción del realismo cotidiano. Son mayoría las obras de un surrealismo primerizo en el que diversos autores comienzan a llenar los lienzos de seres imposibles: Max Ernst, Roberto Matta, Salvador Dalí o Joan Miró muestran la realidad inquietante del subconsciente. De este último se exponen tres lienzos, uno de ellos, una pieza sin título de 1961 que se reprodujo como cartel en la retrospectiva del autor catalán en París, dedicado "afectuosamente" a Eusebio Sempere. El expresionismo abstracto de Antonio Saura plasmado en su retrato imaginario de Brigitte Bardot sirve de catalizador para llegar a la planta superior, dedicada al pop art, la mayor bofetada a los defensores de la exquisitez de las artes plásticas. Aquí cobra especial protagonismo la labor del Equipo Crónica, del que se exponen tres obras de la etapa que dedicaron a fundir la iconografía del Siglo de Oro con imágenes del cómic y la televisión. Así, se exponen las divertidas irreverencias que utilizan motivos y ambientes de Las Meninas sometidas a un baño de colores vivos. Domina la estancia el desternillante Happening del Conde Orgaz, versión libre sobre la obra de El Greco en la que Batman ayuda al entierro del caballero mientras Superman le llora. Junto a la ironía maliciosa del Equipo Crónica se exhiben obras del pop comprometido socialmente surgido a finales de la dictadura del general Franco, como la oprimente escultura El arresto II, de Rafael Canogar. La Asegurada resucitó a finales de junio de 1998, después de la remodelación incluida en el proyecto de recuperación presentado por el museólogo Pablo Rico. Éste basó la reforma en dotar a las estancias de la iluminación y temperatura idóneas y en reducir el número de obras exhibidas para permitir el diálogo entre ellas. Debido a las pésimas condiciones en que se conservaron las piezas, la mitad de ellas han tenido que ser restauradas.

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