Entrevista:

"Una falange de pelícano puede ser más importante que una bella estatua"

El director del recién inaugurado Museo Arqueológico Regional, Enrique Baquedano (Soria, 1958), apenas contaba diez años cuando trasteaba con las carretillas en el yacimiento de Numancia (Soria), junto al que su padre tenía una huerta. Luego estudió historia, se formó en el museo provincial de Soria, fue director general de Patrimonio de Castilla y León de 1983 a 1986, asesor de Javier Solana y ayudante del director del Museo Arqueológico Nacional. Hay que extraerle estos datos con sacacorchos. Alega que, como "castellano viejo", es poco proclive a hablar de sí mismo.Si se le pide que hable de...

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El director del recién inaugurado Museo Arqueológico Regional, Enrique Baquedano (Soria, 1958), apenas contaba diez años cuando trasteaba con las carretillas en el yacimiento de Numancia (Soria), junto al que su padre tenía una huerta. Luego estudió historia, se formó en el museo provincial de Soria, fue director general de Patrimonio de Castilla y León de 1983 a 1986, asesor de Javier Solana y ayudante del director del Museo Arqueológico Nacional. Hay que extraerle estos datos con sacacorchos. Alega que, como "castellano viejo", es poco proclive a hablar de sí mismo.Si se le pide que hable de su museo o de arqueología es todo lo contrario. Asegura que el museo, situado en un convento del siglo XVII, en el casco histórico de Alcalá, urgía, ya que la Comunidad recibió las competencias en 1985 y no podía seguir enviando las piezas al Nacional o al Museo de Ciencias Naturales para su custodia, o almacenándolas en lugares que no reunían condiciones. Añade que es el quincuagésimo primero de su ámbito, ya que Madrid era la única provincia que aún no tenía museo arqueológico.

El museo tendrá un presupuesto anual de 125 millones de pesetas, aportados por la Consejería de Educación y Cultura. Baquedano espera que los madrileños lo hagan suyo. Por eso, les permitirá hacer fotografías en el interior porque "así sienten que se llevan a casa parte de su pasado", o abrirá una tienda con reproducciones. También quiere que los investigadores se sientan como en casa en las 32 plazas de la biblioteca o en la sala reservada a aquellos que necesiten palpar las piezas. "Para ello hemos utilizado en el interior materiales cálidos como la madera", dice. Y colores. El denominado rosa Alcalá, por su uso masivo en los edificios públicos de la ciudad.

Pregunta. ¿Qué le impulsó a dedicarse a la arqueología ?

Respuesta. Ya adulto, dos motivos: el contacto con la naturaleza (soy un hombre de campo) y conocer mejor la evolución del ser humano. Uno de los enigmas intelectuales que más me atraen es el origen del hombre.

P. O sea, que Indiana Jones no tuvo nada que ver

R. ¡No! Yo abomino de Indiana Jones, aunque sé que hay quien se ha hecho arqueólogo pensando que iba a ligar tanto como Indi. Spielberg deformó el mundo de la arqueología. No tiene que ver con la aventura, sino con la ciencia. Es investigación, una parte se hace en el campo, y otra, en las bibliotecas. Mi mayor aventura fueron cuatro meses comiendo macarrones en el desierto, en Sudán.

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P. ¿Cuál es la función de este museo? ¿Por qué en Alcalá?

R. La custodia de los materiales arqueológicos encontrados en la región desde 1985, su investigación y la difusión de esos materiales y de la arqueología y el patrimonio arqueológico en general. Creo que este museo, en lo que se refiere al gran público, debe ser una prolongación de la escuela, y no me importa tanto el número de visitantes como que salgan satisfechos de lo aprendido sobre la historia de la Comunidad. En la decisión de ubicarlo en Alcalá no participé, pero me parece muy acertada. Alcalá es la capital arqueológica de la Comunidad: hay un yacimiento muy importante, Complutum; una tradición de trabajo arqueológico, y una escuela, y es una ciudad con un extraordinario potencial cultural.

P. ¿Cuántas piezas custodiará?

R. Vamos a ver lo que entendemos por piezas; para mí lo es tanto un mosaico romano como una lasca de piedra. Miles y miles y algún millón.

P. Millones de piezas desde, hasta...

R. Desde la era primaria hasta la actualidad. La arqueología se utiliza también para descubrir, por ejemplo, la tumba del Che Guevara. Entre las más antiguas hay restos paleontológicos (anteriores a la aparición del hombre), como los fósiles de tigre de dientes de sable encontrados en un yacimiento de Torrejón de Velasco. Las últimas vitrinas se dedicarán al siglo XX, a la convivencia entre el mundo urbano y el rural.

P. ¿Qué determina qué piezas se exponen?

R. Depende de lo qué se trate de explicar en ese momento en las exposiciones. No depende de que la pieza sea grande, llamativa o de gran calidad estética. Dependerá de la información que añada a lo que pretendemos explicar. Un hueso de pelícano hallado en la casa de Hipólito, en Complutum, nos cuenta que tenían jardines con aves exóticas. Y una bella estatua puede no decir nada.

P. ¿Qué importancia arqueológica tiene Madrid?

R. Mucha. Está muy bien ubicada, la media está en los 600 metros de altitud, el clima no es extremo, tiene bastantes ríos. Consecuencia: ha estado habitada desde el Paleolítico Inferior, y tenemos yacimientos de antes del ser humano. Los del terciario y el cuaternario son impresionantes. Además, es una zona donde cada dos por tres aparecen yacimientos, porque hay muchos movimientos de tierra. Y podemos ir por delante de las excavadoras, por que tenemos una carta arqueológica modelo, un mapa que sitúa los yacimientos estudiados y los lugares donde podría haberlos con unos 5.000 puntos.

P. ¿Qué diría para incitar una visita al museo?

R. Creo sinceramente que si alguien quiere conocer mejor el mundo, a los seres humanos, debe visitar un museo arqueológico.

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