Un adiós imprevisto

En el último Pleno de las Juntas Generales de Guipúzcoa, allá por el 18 de marzo, aquél en el que los partidos del bloque de Lizarra sumaron sus votos para aprobar una declaración institucional a favor de la paz, Román Sudupe improvisó una despedida imprevista. Minutos antes de tomar la palabra desde la tribuna de oradores, el diputado general recibió del ujier una nota que procedía de los bancos de Herri Batasuna. A renglón seguido, su portavoz, Xabier Olano, abandonó su asiento para reunirse con Sudupe en el despacho presidencial. La conversación se agotó en unos pocos segundos. Aunque no ...

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En el último Pleno de las Juntas Generales de Guipúzcoa, allá por el 18 de marzo, aquél en el que los partidos del bloque de Lizarra sumaron sus votos para aprobar una declaración institucional a favor de la paz, Román Sudupe improvisó una despedida imprevista. Minutos antes de tomar la palabra desde la tribuna de oradores, el diputado general recibió del ujier una nota que procedía de los bancos de Herri Batasuna. A renglón seguido, su portavoz, Xabier Olano, abandonó su asiento para reunirse con Sudupe en el despacho presidencial. La conversación se agotó en unos pocos segundos. Aunque no estaba en el guión, Sudupe inició su adiós en términos parecidos a éstos: "Quiero acordarme en este momento de las personas que no pueden estar presentes en esta sesión", en alusión directa al procurador de HB Xabier Alegría, encarcelado por la causa que se sigue contra la Mesa Nacional de HB. Por la paz, un Ave maría, debió de pensar Sudupe.

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