El Senado de EEUU aprueba medidas contra el uso de armas por los menores

El autor del atentado de Atlanta actuó tras un desengaño amoroso

Al disparar el jueves contra sus condiscípulos del instituto Heritage, Thomas S., de 15 años, logró de modo involuntario hacer progresar el debate sobre la necesidad de dificultar el acceso a las armas de los menores de edad estadounidenses. Impresionado por el tiroteo en ese instituto de Atlanta, producido al mes exacto de la matanza de Denver, el Senado de EE UU aprobó una propuesta de ley que impone la obligatoriedad de mecanismos de seguridad en las armas de fuego y otorga tres días de espera a los vendedores de esos productos en ferias ambulantes para controlar los antecedentes delictivos...

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Al disparar el jueves contra sus condiscípulos del instituto Heritage, Thomas S., de 15 años, logró de modo involuntario hacer progresar el debate sobre la necesidad de dificultar el acceso a las armas de los menores de edad estadounidenses. Impresionado por el tiroteo en ese instituto de Atlanta, producido al mes exacto de la matanza de Denver, el Senado de EE UU aprobó una propuesta de ley que impone la obligatoriedad de mecanismos de seguridad en las armas de fuego y otorga tres días de espera a los vendedores de esos productos en ferias ambulantes para controlar los antecedentes delictivos de sus compradores.

Esa propuesta, presentada como fórmula de consenso por el senador republicano Orrir Hatch tras un apasionado debate en el que fueron aprobadas o rechazadas otras iniciativas, tiene todavía un largo camino que recorrer. Es incluso probable que jamás se materialice. La Cámara de Representante debe discutir el texto aprobado por el Senado y buena parte de su mayoría republicana es reticente a dar fuerza de ley a medidas tan tímidas como la exigencia de que los fabricantes incluyan en las armas de fuego seguros que hagan su manejo más difícil para niños y adolescentes. El Senado aprobó en la madrugada de ayer el texto presentado por Hatch por 73 votos a favor y 25 en contra. Antes, el vicepresidente Al Gore se había presentado en el hemiciclo para utilizar su derecho constitucional a romper el empate de 50 votos a favor y 50 en contra sobre una enmienda demócrata para hacer más estrictos los controles sobre los posibles antecedentes delictivos de las personas que compran armas en las ferias ambulantes. Al final, la fórmula de consenso de Hatch situó en tres días la espera para esas transacciones.Los debates y votaciones en el Senado, a los que seguirán la semana próxima los de la Cámara de Representantes, se produjeron en un clima de consternación por el suceso de Atlanta. Thomas S., el autor de los disparos que hirieron a seis de sus condiscípulos, permanecía ayer detenido. Las autoridades informaron de que quieren juzgarle como un adulto.

Thomas, de 15 años, no es un adicto a las películas y los videojuegos góticos y violentos como los dos autores de la matanza de Denver. Las armas que empleó, un rifle y un revólver, las consiguió forzando un armario cerrado con llave en su domicilio familiar, según el sheriff, Jeff Wigington. Ese armario, situado en el sótano, contenía una docena de armas de la que su padrastro es propietario.

Crecido en la clase media acomodada de los suburbios norteamericanos, Thomas vivía con su madre, secretaria de un veterinario, y con su padrastro, directivo de una empresa de transporte. Es, según sus amigos, un chico tranquilo y tímido, que participaba con frecuencia en los actos juveniles de la iglesia católica local y practicaba el baloncesto. No era uno de esos estudiantes que son los héroes de los institutos de EEUU por sus éxitos deportivos, pero tampoco un marginado.

La explicación más solvente de su comportamiento es un desengaño amoroso. A comienzos de esta semana, la chica con la que salía desde hacía dos años rompió con él con el argumento de que no le prestaba atención.

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