Ramos-Horta anuncia una iniciativa legal para detener a Suharto

Basado en el precedente del caso Pinochet, el número dos de la resistencia timorense y Nobel de la Paz de 1996, José Ramos-Horta, aseguró a este periódico que está promoviendo "la detención por genocidio del dictador indonesio Suharto", en el poder desde 1967 hasta hace un año, "y la confiscación de su inmensa fortuna", valorada esta semana por la revista Time en 15.000 millones de dólares (más de dos billones de pesetas). Ramos-Horta explica que su iniciativa cuenta ya con el apoyo de otros tres Nobel de la Paz: Óscar Arias, Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel.

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Basado en el precedente del caso Pinochet, el número dos de la resistencia timorense y Nobel de la Paz de 1996, José Ramos-Horta, aseguró a este periódico que está promoviendo "la detención por genocidio del dictador indonesio Suharto", en el poder desde 1967 hasta hace un año, "y la confiscación de su inmensa fortuna", valorada esta semana por la revista Time en 15.000 millones de dólares (más de dos billones de pesetas). Ramos-Horta explica que su iniciativa cuenta ya con el apoyo de otros tres Nobel de la Paz: Óscar Arias, Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel.

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La acción judicial, según Ramos-Horta, está siendo preparada ya por abogados en España, Estados Unidos, el Reino Unido y Australia. El Nobel de la Paz reconoce que "el caso será muy difícil, pero es necesario que entremos en el siglo XXI combatiendo la impunidad de las tiranías". Ramos-Horta explica: "Se están reuniendo las pruebas sobre los crímenes contra la humanidad perpetrados por Suharto" con el objeto de "pedir su detención a Interpol, así como la confiscación de todos sus bienes para compensar a las víctimas y restituir las riquezas robadas". La revista Time revela esta semana que la fortuna del general Suharto asciende a unos "15.000 millones de dólares entre dinero en efectivo, propiedades, acciones, joyas, obras de arte y jet privados". Time explica que el exdictador de Yakarta posee "3,6 millones de hectáreas en Indonesia, un área superior a la de Bélgica, y es propietario del 40% del territorio de Timor Oriental". El archipiélago indonesio es el más grande del mundo y constituye la cuarta nación más poblada del planeta.Ante el estancamiento que atraviesa la puesta en marcha del Tribunal Internacional, el precedente del caso Pinochet puede abrir las vías para la persecución de un puñado de dictadores que, en su tiempo, fueron amigos de Occidente, como el propio Suharto.

Ante la violación por parte de Indonesia de los acuerdos firmados a principios de mes en Nueva York para restablecer la seguridad en Timor Oriental con vistas al referéndum del 8 de agosto para la independencia de la excolonia lusa, Ramos-Horta sostiene que "la comunidad internacional debe elevar la presión contra el régimen de Yakarta a través de sanciones económicas y embargos contra el tráfico de armas". Y explica: "Indonesia se encuentra hoy en bancarrota y Yakarta necesita billones de ayuda para su recuperación. Al mismo tiempo, Indonesia gasta millones por día en Timor Oriental para una aventura totalmente irresponsable. Por eso estoy insistiendo ante la Unión Europea, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional para que congelen, al menos durante algunos meses, la ayuda al régimen indonesio. Es necesario congelar el envío de armas y después frenar la ayuda económica del FMI, que constituye, en la práctica, una subvención para una guerra inmoral en Timor".

El Nobel de la Paz explica que la excolonia portuguesa de Timor ha sufrido, desde la invasión indonesia en 1975, una "limpieza étnica" sin precedentes en la historia: "Timor Oriental tenía en 1975 cerca de 700.000 habitantes y, sólo en los tres primeros años de ocupación, fueron asesinadas más de 200.000 personas, más de un tercio de la población. Esto sí que ha sido una verdadera limpieza étnica, un genocidio que continúa 24 años después de la invasión. A pesar de la caída de Suharto, el régimen indonesio, ahora controlado por el Ejército, sigue ahí, matando y asesinando con total impunidad. Y todo ello frente a los ojos de la comunidad internacional, los observadores de la ONU y los periodistas".

Ramos-Horta sostiene que "está totalmente comprobado" que las milicias proindonesias son armadas, financiadas y dirigidas por el Ejército de Yakarta. "Incluso muchas de las masacres recientes han sido perpetradas con la intervención del Ejército".

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El número dos de la resistencia timorense tiene la máxima confianza en la buena voluntad del secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, pero alberga algunas dudas sobre la capacidad de sus observadores para garantizar la seguridad en Timor: "Este proceso supone una gran prueba para la credibilidad de la ONU. Es una especie de lucha entre la conciencia internacional y la arrogancia e impunidad de las fuerzas indonesias. La ONU no puede perder esta apuesta". Y añade: "Quiero lanzar una llamada a las autoridades españolas, país que tiene relaciones estrechas con Yakarta, para que presionen a Indonesia con el fin de que abandone una política tan irresponsable y contraria a sus propios intereses".

Ramos-Horta mantiene que los graves problemas que atraviesa el régimen indonesio sólo pueden resolverse a través del diálogo. "Los riesgos de desintegración del archipiélago más grande del mundo", explica, "sólo pueden combatirse por medios pacíficos y aceptando la autonomía administrativa para algunas de sus regiones. Indonesia tiene que comprender que, en el umbral del siglo XXI, los problemas se resuelven por el diálogo y no a través del uso de la fuerza". Y lanza una seria advertencia en caso de que Yakarta no acepte una decisión democrática en Timor: "Si no aceptan la independencia, fruto del referéndum, y no establecen relaciones de buena vecindad, nosotros crearemos un gran Ejército, con muchos recursos, similar a los de Israel, Taiwan o Singapur. Indonesia sabe que, a pesar del inmenso apoyo exterior que recibió, nunca pudo con nosotros. Hemos resistido durante 24 años sin ayuda de nadie".

Condiciones del referéndum

Sobre las críticas a Portugal por el acuerdo con Indonesia sobre las condiciones del referéndum, explica: "Éste es el único proceso en el mundo en que no se contempla la liberación del primer líder político, del resto de los presos políticos o el desarme de los grupos armados. A pesar del odio profundo entre israelíes y palestinos, Arafat regresó a su país, se permitió a la OLP hacer su campaña y convocar elecciones. En Timor, Xanana Gusmão está preso. Timor es la única excepción donde se entrega al Ejército ocupante y responsable del genocidio la seguridad de la transición. Comprendo la estrategia de Portugal y la ONU en aceptar esas concesiones para que los observadores puedan ir a Timor".

Ramos-Horta advierte de que si Gusmão no es liberado, tendrá que "denunciar todo el proceso" y la opinión pública estará con él. "Ningún Gobierno democrático, ningún Estado de derecho podrá reconocer un proceso en el que el primer líder político está encarcelado. Indonesia no tiene derecho a mantener en prisión a Gusmão".

El Nobel de la Paz reconoce que la ONU está gestionando con las autoridades indonesias la inmediata libertad de Gusmão y el regreso de ambos a Timor. Yakarta anunció ayer su disposión a negociar con ellos el modo de acabar con la violencia antes del referéndum. "Estoy dipuesto a asistir a tal reunión", dice Ramos-Horta. "Puede ser crucial para crear paz y estabilidad".

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