"Fuenteovejuna" femenina

No es habitual que las mujeres participen de forma activa en una guerra. Pero sí que su cuerpo se utilice como campo de batalla en el que se libra la contienda de la humillación a través del sexo. A partir de esta idea se ha creado una versión muy especial de la obra clásica de Lope de Vega Fuenteovejuna en la que todos los personajes son interpretados por mujeres. Desde hoy y hasta el día 30, el Mercat de les Flors presenta este montaje, una coproducción del Centro Andaluz de Teatro (CAT) y el Teatro Al-Kasaba de Palestina que llega a Barcelona después de varios meses de rodaje por diferentes...

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No es habitual que las mujeres participen de forma activa en una guerra. Pero sí que su cuerpo se utilice como campo de batalla en el que se libra la contienda de la humillación a través del sexo. A partir de esta idea se ha creado una versión muy especial de la obra clásica de Lope de Vega Fuenteovejuna en la que todos los personajes son interpretados por mujeres. Desde hoy y hasta el día 30, el Mercat de les Flors presenta este montaje, una coproducción del Centro Andaluz de Teatro (CAT) y el Teatro Al-Kasaba de Palestina que llega a Barcelona después de varios meses de rodaje por diferentes escenarios españoles. Esta nueva aproximación al texto de Lope es obra de la escritora y poeta Ana Rossetti, que asegura haber trabajado según indicaciones muy precisas de Emilio Hernández, director del CAT y responsable del montaje. El proyecto se ha desarrollado a partir de algunos ejes básicos. Por una parte, se ha realizado una minuciosa exploración de las raíces árabes en el teatro andaluz -el espectáculo se preparó estrechamente con el director del Teatro Al-Kasaba, George Ibrahim, y con la directora de escena palestina Raeda Ghazaleh, y cuatro de las 12 actrices que participan en la obra son también palestinas-. Otro eje del proyecto consiste en reivindicar el papel activo de la mujer a lo largo de la historia. El montaje aborda asimismo el paralelismo entre la opresión de todo un pueblo en Fuenteovejuna y la que sufre el pueblo palestino. Como símbolo de la libertad vigilada que ambos padecen, la obra se representa en un escenario cercado por una larga alambrada. Las actrices van vestidas de mujer, pero consiguen identificarse con hombres gracias a la gestualidad y a un riguroso trabajo vocal.-

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