ELECCIONES EN ISRAEL

El mundo árabe recibe con escepticismo el cambio de primer ministro en Israel

"Los observadores árabes no temen el regreso del Likud al poder, lo que temen es el regreso de Netanyahu, que ha trabajado por su propia glorificación más que en pro del interés de Israel". Así resumía ayer el editorial del diario egipcio Al Ajbar el escepticismo preponderante en el mundo árabe ante la posibilidad de que el cambio de liderazgo en Israel vaya a resultar en una mejora de la relaciones. "La perspectiva de que Barak alcance el poder tampoco anima al optimismo", añadía el periódico. Los países árabes quieren comprobar si los hechos siguen a las palabras de Barak. No había optimism...

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"Los observadores árabes no temen el regreso del Likud al poder, lo que temen es el regreso de Netanyahu, que ha trabajado por su propia glorificación más que en pro del interés de Israel". Así resumía ayer el editorial del diario egipcio Al Ajbar el escepticismo preponderante en el mundo árabe ante la posibilidad de que el cambio de liderazgo en Israel vaya a resultar en una mejora de la relaciones. "La perspectiva de que Barak alcance el poder tampoco anima al optimismo", añadía el periódico. Los países árabes quieren comprobar si los hechos siguen a las palabras de Barak. No había optimismo ante lo que se preveía como un triunfo de los laboristas en las elecciones de ayer, sólo prudencia y alguna concesión al beneficio de la duda. Dirigentes y medios de comunicación árabes sólo coincidían en una cosa: Netanyahu encarna el sionismo más hostil y el estancamiento definitivo de los acuerdos de paz entre Israel y los palestinos.El secretario general de la Liga Árabe, Esmat Abdel Meguid, dijo ayer: "Netanyahu ha bloqueado la paz en Oriente Medio. Barak ha dicho que cree en la paz. Pero queremos ver qué va a hacer para relanzar y asentar la paz en la región".

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Desde Beirut, el primer ministro libanés, Salim Hoss, fue más contundente. Dijo que "no hay diferencia entre un candidato y otro", recordó que "todas las guerras con los árabes tuvieron lugar cuando el Partido Laborista

[la formación de Barak] estaba en el poder" y rescató de la memoria el papel que, como jefe militar israelí, jugó el candidato opositor a Netanyahu en la Operación Uvas de la Ira, en 1996, que en dos semanas costó la vida a dos centenares de libaneses. Como señal de que la paz aún está lejos, dos civiles libaneses resultaron muertos ayer a causa de disparos de soldados israelíes en una de las localidades que ocupan en el sur de Líbano.

En Siria, el otro país que junto a Líbano sufre la ocupación israelí en su territorio, tampoco hay demasiado entusiasmo con la hipotética llegada al poder de Barak. "Barak no ha hecho ninguna promesa clara de impulsar el proceso de paz", decía ayer la prensa oficial siria.

Esa línea dura marcada por Hoss es plenamente compartida por el líder espiritual del grupo integrista palestino Hamás, el jeque Ahmed Yasin, quien advirtió ayer de que, gane quien gane los comicios, los militantes de Hamás seguirán atacando objetivos israelíes.

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El Gobierno de Arafat, sin embargo, no ocultó sus preferencias por el dirigente laborista, a pesar de que muchos palestinos se manifestaron indiferentes ante el resultado del voto.

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