Cartas al director

Doñana o las decisiones a largo plazo

Intento imaginar la frustración y la impotencia de las personas que viven en las riberas del Guadiamar y debe ser enorme, hacia los cuales muestro mi comprensión y solidaridad. Ha pasado un año y creo que todos deberíamos hacer un esfuerzo por recordarlo y no olvidarlo nunca, pues opino que ésta fue la crónica de un desastre anunciado que tuvo lugar por la desidia y la negligencia dePasa a la página siguiente

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quien debía haber hecho algo por evitarlo y no lo hizo. Pero, sin duda, sobre esto ya se ha hablado y escrito mucho. Ahora mismo, u...

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Intento imaginar la frustración y la impotencia de las personas que viven en las riberas del Guadiamar y debe ser enorme, hacia los cuales muestro mi comprensión y solidaridad. Ha pasado un año y creo que todos deberíamos hacer un esfuerzo por recordarlo y no olvidarlo nunca, pues opino que ésta fue la crónica de un desastre anunciado que tuvo lugar por la desidia y la negligencia dePasa a la página siguiente

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quien debía haber hecho algo por evitarlo y no lo hizo. Pero, sin duda, sobre esto ya se ha hablado y escrito mucho. Ahora mismo, un año después, lo que más me preocupa es: ¿se permitirá que vuelva a pasar lo mismo o se pondrá en marcha una política preventiva a tal efecto que sea eficaz?

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Si los responsables pertinentes no toman las medidas adecuadas, los habitantes de las localidades afectadas deberían optar por llevar a cabo medidas de presión, pero, por desgracia, las personas de estas localidades se ven con las manos atadas, porque en un amplio porcentaje trabajan para la empresa responsable del desastre, lo que las coloca en una difícil encrucijada.

Por un lado, si las instalaciones técnicas de la misma deben readaptar su infraestructura a la normativa medioambiental que se consiga, y al hacerlo incurre en unos costes excesivos, como es previsible que ocurra, es casi seguro que la empresa decidirá reducir esos costes reduciendo plantilla, por lo que una gran parte de la comarca irá directamente al paro. Pero, por otro lado, si estos trabajadores y trabajadoras no hacen nada para no perder sus puestos de trabajo y poder mantener hoy a sus hijos, en el futuro, de seguir así las cosas, lo único que les podrán ofrecer es tierra contaminada, agua envenenada, aire irrespirable y una vida inhumana en condiciones de auténtica supervivencia.

¿Qué sería preferible?, ¿mirar solamente nuestras necesidades a corto plazo sin pensar en las posibles consecuencias, o intentar distanciarnos un poco de nuestra particular coyuntura, aunque nos resulte difícil y nos duela, para poder ver las cosas desde un punto de vista más amplio y que nos ayude a tomar decisiones a largo plazo?- . .

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