El ensayo como género literario del futuro

Gore Vidal estuvo ayer en Madrid para explicar su novela La Institución Smithsoniana. Pero lo bien cierto es que habló mucho más de política que de literatura y apenas se refirió a su último libro, una historia situada en 1939 con el programa de construcción de la bomba atómica como telón de fondo. Con un aire elegante y una actitud ante la vida más europea que norteamericana, el autor de Lincoln indicó: "Ahora todo se halla desplazado hacia la televisión y las películas, hasta el punto de que, cuando participo en algún debate universitario, suelo servirme de citas cinematográfic...

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Gore Vidal estuvo ayer en Madrid para explicar su novela La Institución Smithsoniana. Pero lo bien cierto es que habló mucho más de política que de literatura y apenas se refirió a su último libro, una historia situada en 1939 con el programa de construcción de la bomba atómica como telón de fondo. Con un aire elegante y una actitud ante la vida más europea que norteamericana, el autor de Lincoln indicó: "Ahora todo se halla desplazado hacia la televisión y las películas, hasta el punto de que, cuando participo en algún debate universitario, suelo servirme de citas cinematográficas en lugar de referencias literarias".Tras definir algunas de sus propias opiniones como cínicas, Gore Vidal vaticinó que el género literario del futuro será el ensayo, "una sola voz dirigida a personas concretas", mientras que la novela quedará reducida a un tema para "especialistas o arqueólogos, como ha ocurrido con la poesía". Cuando se le pregunta por las razones que le llevan a seguir escribiendo novelas, el narrador se encoge de hombros y se limita a señalar: "Es lo que sé hacer". Pero insiste en que un autor como Montaigne será más recordado en el futuro que figuras como Cervantes o Shakespeare.

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No obstante, al contrastar la cultura de la imagen con la palabra escrita, Gore Vidal defiende esta última. "Las películas sólo consiguen transmitir impresiones o sensaciones. Pero las ideas se expresan a través de la literatura. El cine no ocupa la mente. Algunos cineastas pretenciosos creen que piensan, pero en realidad no piensan. De cualquier modo, la historia del siglo XX no puede entenderse sin los relatos tanto del cine como de la literatura".

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