Galicia prohíbe la transmisión y venta de las nuevas farmacias
El PP gallego no cedió a las fuertes presiones de los colegios de farmacéuticos y aprobó ayer en el Parlamento autónomo una ley que impide que los nuevos titulares de concesiones de farmacias las vendan o las transmitan a sus herederos. La normativa autoriza a las empresas de mensajería a distribuir a domicilio fármacos para enfermos crónicos, lo que es considerado inconstitucional por el sector y la oposición de izquierda.
La izquierda no apoyó la ley del consejero de Sanidad de la Xunta, José María Hernández Cochón, por considerarla excesivamente tímida. BNG, PSOE y Esquerda de Ga...
El PP gallego no cedió a las fuertes presiones de los colegios de farmacéuticos y aprobó ayer en el Parlamento autónomo una ley que impide que los nuevos titulares de concesiones de farmacias las vendan o las transmitan a sus herederos. La normativa autoriza a las empresas de mensajería a distribuir a domicilio fármacos para enfermos crónicos, lo que es considerado inconstitucional por el sector y la oposición de izquierda.
La izquierda no apoyó la ley del consejero de Sanidad de la Xunta, José María Hernández Cochón, por considerarla excesivamente tímida. BNG, PSOE y Esquerda de Galicia pretendían que la normativa limitase a una sola transmisión los derechos de los actuales propietarios, para que la titularidad de la concesión revirtiese finalmente en la Xunta. Disposiciones semejantes están previstas en las leyes aprobadas en su día en las comunidades de Extremadura y Castilla-La Mancha, gobernadas por los socialistas, y que el Ministerio de Sanidad recurrió ante el Tribunal Constitucional.
La ley supone una novedad en las posiciones del PP. Los propietarios de las 1.200 farmacias que ya existen en Galicia seguirán gozando del derecho ilimitado a venderlas o transmitirlas. Las 104 nuevas boticas que la Xunta pretende abrir serán sacadas a concurso público, y sus beneficiarios perderán el derecho a la concesión cuando cumplan los 70 años.
Los últimos meses los colegios de farmacéuticos, para presionar contra la nueva normativa, promovieron una campaña llena de advertencias alarmistas - uno de los anuncios mostraba incluso la silueta de un cadáver depositado en una morgue- y recurrieron al ministro de Sanidad, José Manuel Romay, nacido en Galicia, en un intento de frenar la iniciativa del PP gallego.