CAOS EN EL TRÁFICO AÉREO.

Azafatas con escolta

Las 103 azafatas de tierra que Iberia tiene en Barajas (conocidas como chaquetas rojas) están soportando una enorme tensión desde que los índices de puntualidad se desplomaron a finales de marzo. Los pasajeros buscan en ellas la información que no logran en los paneles electrónicos del aeropuerto. Según fuentes policiales, en los pasados días una de ellas fue agredida por un pasajero enfurecido, mientras que otra sufrió un ataque de nervios que obligó a su traslado a un hospital. "Hubo que llamar a una ambulancia porque la pobrecilla", indican los agentes, "estaba completamente desencaj...

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Las 103 azafatas de tierra que Iberia tiene en Barajas (conocidas como chaquetas rojas) están soportando una enorme tensión desde que los índices de puntualidad se desplomaron a finales de marzo. Los pasajeros buscan en ellas la información que no logran en los paneles electrónicos del aeropuerto. Según fuentes policiales, en los pasados días una de ellas fue agredida por un pasajero enfurecido, mientras que otra sufrió un ataque de nervios que obligó a su traslado a un hospital. "Hubo que llamar a una ambulancia porque la pobrecilla", indican los agentes, "estaba completamente desencajada". Un portavoz de Iberia reconoció ayer que en los últimos días se han producido escenas de tensión en los mostradores de la compañía. A causa de estas situaciones, "cuando hay vuelos conflictivos, se ha decidido que las azafatas estén acompañadas de guardas de seguridad".

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De hecho, tres empleadas se encuentran de baja a causa del estrés acumulado. Iberia confirma que estas trabajadoras "han sufrido agresiones verbales muy fuertes". A una de ellas, un pasajero llegó incluso a escupirla.

Una de las azafatas de tierra de la compañía reconoció ayer haber "vivido situaciones muy desagradables". "Por lo general, el público suele ser muy amable. Pero siempre hay exaltados que te echan la culpa de todo. Intentas calmarlos y explicarles las causas del retraso, pero ya no atienden a razones. El viernes una persona que quería volar a Barcelona, y a la que habían cancelado el vuelo, me insultó. Me fui al lavabo a llorar para desahogarme", dijo.

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