Un jardín real en decadencia

El parque situado junto al Palacio de Oriente agoniza entre basura, pintadas y monumentos mutilados

Los jardines de Sabatini, que rodean el Palacio Real de Madrid, agonizan. Las pintadas cubren por completo los muros de mármol y ladrillo que acotan el artístico vergel levantado sobre las antiguas caballerizas del palacio que diseñó Sabatini. Algunas de sus majestuosas estatuas blancas se encuentran destrozadas; las hornacinas, huecas; las farolas fernandinas, hechas añicos; las escalinatas, repletas de escritos, y de las fuentes ornamentales ya no mana agua. Además, los toxicómanos han conquistado el parque y al atardecer invaden las casetas de piedra que aún quedan en el jardín.El panorama ...

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Los jardines de Sabatini, que rodean el Palacio Real de Madrid, agonizan. Las pintadas cubren por completo los muros de mármol y ladrillo que acotan el artístico vergel levantado sobre las antiguas caballerizas del palacio que diseñó Sabatini. Algunas de sus majestuosas estatuas blancas se encuentran destrozadas; las hornacinas, huecas; las farolas fernandinas, hechas añicos; las escalinatas, repletas de escritos, y de las fuentes ornamentales ya no mana agua. Además, los toxicómanos han conquistado el parque y al atardecer invaden las casetas de piedra que aún quedan en el jardín.El panorama es tan sombrío y decadente que algunos guías ya no incluyen este punto en sus rutas turísticas: "Es vergonzoso cómo está; por eso lo enseñamos desde arriba, para que no vean todos los graffitis y la suciedad", se lamenta Emilio, uno de los encargados de mostrar el Palacio Real y sus alrededores a los visitantes.

Los jardines reales de Sabatini fueron saneados con motivo de la celebración en Madrid de la cumbre de la Alianza Atlántica. El Ayuntamiento de Madrid dejó inmaculado el recinto. Pero la barbarie se ha apoderado del monumental espacio, situado frente a las ventanas de porcelana del área norte del palacio de Oriente.

Ahora, el parque se pudre entre gamberradas y los pintores urbanos del aerosol ensucian como quieren las valiosas figuras de mármol y piedra.

Una decena de empleados y jardineros se afana a diario en el cuidado de los jardines y sus alrededores. Un operario, que prefiere no identificarse, cuenta que cada mañana se enfrentan a un trabajo desolador: "Hay mucha basura, preservativos, botellas de cerveza, cristales, cacas de perro y hasta jeringuillas. Nosotros no podemos hacer más. Cada mañana limpiamos la basura y los jardineros hacen sus arreglos, pero no hay quien pueda con los chicos de las pintadas y los toxicómanos".

A los jardines se entra por unas hermosas escalinatas simétricas. Varias personas se sorprendían ayer al ver vacíos los nichos hechos en el espesor del muro para instalar imágenes y jarrones. "Aquí parece que tenía que ir una estatua", explicaba Ernesto, un turista argentino que entró en el jardín atraído por su belleza exterior. "Visto desde lejos es precioso, sobre todo su laberinto vegetal, pero al entrar dentro da un poco de pena", aseguraba el turista.

Las escaleras conducen a los pies de la estatua de Carlos III, maquillada por más pintadas. Una placa dorada corona la entrada. Sus letras están partidas. "En este lugar estuvo situado el edificio de las reales caballerizas, obra de Francisco de Sabatini". Lo que viene a continuación ya no se puede leer: la inscripción ha sido borrada a pedradas.

Siete fuentes hexagonales adornan el jardín. Desde hace dos días, un grupo de operarios de una empresa de impermeabilización se encarga de limpiar los manantiales y de arreglar los surtidores. "Ayer limpiamos este estanque pequeño y lo arreglamos y hoy ha amanecido otra vez lleno de suciedad", dice uno de los empleados de la empresa.

Ocho estatuas de tres metros de altura miran hacia el estanque central, de 20 metros de largo por 10 de ancho. Las figuras tienen las manos y los pies rotos. Los pedestales y hasta las figuras están sucios por las pintadas.

José Díez vive a 100 metros del Palacio Real y ha reducido sus visitas a los jardines de Sabatini. "Cada vez está peor", comenta entristecido. "Antes venía a diario, ahora vengo menos. Es lamentable cómo está todo. Da asco". Encarnación, otra de las asiduas, se queja del descaro de algunas parejas. "No tienen ningún recato. Al anochecer llegan muchas más que vienen a hacer lo que ya se sabe. Así, es normal que por las mañanas nos encontremos lo que nos encontramos", comenta.

La Policía Municipal mantiene que los jardines se vigilan a diario por las patrullas que custodian el palacio de Oriente y sus alrededores. "Nos hemos dado cuenta de los problemas de limpieza y sobre todo de los graffitis, y hemos emitido varios informes en los que se reflejaba todo esto", dijo ayer un portavoz policial.

Patrimonio Nacional se desentiende de los jardines. "En los años cuarenta, esta zona pasó a depender del Ayuntamiento". La Concejalía de Medio Ambiente de Madrid asegura que los jardines están limpios y que las estatuas dependen de otro departamento.

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