TRIBUNALES

Penas de 9 años para seis personas de varias provincias por falsificar 500 millones

La Audiencia Nacional ha condenado a penas de nueve años de prisión a cada uno de los seis acusados de falsificar o distribuir cerca de 500 millones de pesetas en billetes de 5.000. Se les impone, además, una multa de 600 millones de pesetas. La mayor parte de la moneda falsa fue intervenida en Altea por la Guardia Civil en mayo de 1994. El fallo ha sido recurrido ante el Tribunal Supremo. Los condenados son los hermanos barceloneses Sergio y Perfecto A. P., de 35 años y 39 años; el vecino de Málaga Francisco S. S., de 59 años; el guipuzcoano Julián A. A., de 52; Enrique P. H., de 47 años, na...

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La Audiencia Nacional ha condenado a penas de nueve años de prisión a cada uno de los seis acusados de falsificar o distribuir cerca de 500 millones de pesetas en billetes de 5.000. Se les impone, además, una multa de 600 millones de pesetas. La mayor parte de la moneda falsa fue intervenida en Altea por la Guardia Civil en mayo de 1994. El fallo ha sido recurrido ante el Tribunal Supremo. Los condenados son los hermanos barceloneses Sergio y Perfecto A. P., de 35 años y 39 años; el vecino de Málaga Francisco S. S., de 59 años; el guipuzcoano Julián A. A., de 52; Enrique P. H., de 47 años, natural de Barcelona y Salvador M. A., de 48 años, de Benissa (Alicante). Según la sentencia, Sergio y Perfecto A. P., el primo de éstos, Enrique P. H. y Julián A. A. "decidieron fabricar billetes de 5.000 pesetas falsos con la intención de lucrarse". En agosto de 1993 adquirieron una impresora y la trasladaron a un inmueble de La Canonja (Tarragona). Allí se comenzó a imprimir el dinero falso. Fabricados los billetes surgió el problema de su distribución. En abril de 1994, Sergio A. P. contactó en Málaga con Francisco S. S., a quien entregó 10 millones en billetes falsos. Este último conocía a un ciudadano marroquí que podía dar salida al dinero, pero la Policía seguía los pasos al magrebí, lo que desencadenó la detención de los dos procesados y la intervención del dinero. Así, la policía inició una investigación que puso al descubierto la trama. Sergio A. P. tenía un contrato de alquiler de un vehículo en el que figuraba un domicilio de Cambrills (Tarragona). La policía halló en ese piso material para la fabricación de moneda. Las sospechas se centraron entonces en el propietario de esa vivienda, Julián A. A. En posteriores registros en La Canonja y en Villaseca (Tarragona), los investigadores descubrieron la impresora. Al mismo tiempo se produjo un suceso que terminó por delatar a la red. El propietario de una empresa de Altea (Alicante) alertó a la policía sobre unas bolsas que había descubierto en un vehículo. Esta empresa había sido contratada para trasladar un coche desde Reus (Tarragona) hasta Altea y en él la Policía encontró 292.100.000 pesetas en billetes falsos, 9.200 folios de billetes de 5.000 pesetas con un valor final de 184.000.000 pesetas y 15.000 folios más. Finalmente, añade la sentencia que Salvador M. A. participaba en la distribución. En un registro en su vivienda en La Nucía (Alicante), la Guardia Civil encontró una bolsa con 2.900.000 pesetas falsas.

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