Parque natural con bombardeos

Navarra se ha convertido en la única región del mundo que alberga un polígono de tiro militar en pleno corazón de uno de sus tres parques naturales, el de las Bardenas Reales. ¿Es compatible la protección legal de ecosistemas esteparios de especial interés con el mantenimiento en el mismo espacio de 2.244 hectáreas plagadas de chatarra militar y objeto de bombardeos por parte de los más modernos aparatos de guerra del Ejército del aire? Según UPN y CDN, sí. "Altamente sospechoso". Así calificó José Miguel Nuin, portavoz de IU-EB la pirueta medioambiental dada por los dos partidos de centro-der...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Navarra se ha convertido en la única región del mundo que alberga un polígono de tiro militar en pleno corazón de uno de sus tres parques naturales, el de las Bardenas Reales. ¿Es compatible la protección legal de ecosistemas esteparios de especial interés con el mantenimiento en el mismo espacio de 2.244 hectáreas plagadas de chatarra militar y objeto de bombardeos por parte de los más modernos aparatos de guerra del Ejército del aire? Según UPN y CDN, sí. "Altamente sospechoso". Así calificó José Miguel Nuin, portavoz de IU-EB la pirueta medioambiental dada por los dos partidos de centro-derecha para aprobar en el Parlamento de Navarra el parque natural de las Bardenas Reales excluyendo de su límite de protección al polígono de tiro y la base militar adyacente, pese a estar ubicados en su interior. IU-EB cree que este extremo "no alimenta buenas expectativas sobre su desmantelamiento". Y es que la izquierda y los nacionalistas estiman que la postura del Gobierno foral y de sus socios de CDN puede ser un preocupante indicio sobre la decisión que la Comunidad de Bardenas, el organismo público que gestionará el parque, adoptará ante la expiración, en el 2001, del contrato de arrendamiento que el Ministerio de Defensa tiene firmado para la utilización del que hoy en día es el único polígono de tiro de la aviación española y aliada en la Península. Bien es cierto que en la declaración de intenciones que aprobó el Parlamento foral la pasada semana se señala que "el adecuado estado de todo el territorio aconseja la revisión de uso y actividad que viene realizándose en él " y apuesta por la "conclusión de las relaciones jurídicas vigentes". Una aspiración reiterada por los políticos navarros en múltiples ocasiones y que nunca se ha llevado a cabo. La última, en 1998, cuando los partidos apoyaron por unanimidad una moción para que no se prorrogara la vida del polígono de tiro más allá del actual contrato. El Parlamento consideró que la contribución de Navarra a los intereses de la defensa nacional había quedado ya demostrada con los incesantes bombardeos iniciados en 1951, con la firma del primer arrendamiento, prorrogado por 25 años en 1976. Javier Vélez, de Euskal Herritarrok, también cree que la exclusión del polígono de tiro de la protección legal sobre el parque se debe a "presiones encaminadas a mantener esta infraestructura militar", calificada como "mancha negra" por el portavoz de EA, Fermín Ciáurriz. Éste vio cómo UPN y CDN derrotaban su enmienda para el desmantelamiento del polígono al concluir el contrato y su inmediata anexión al parque para su recuperación medioambiental. "Se ha perdido una oportunidad fundamental", estima Ciáurriz. El Gobierno foral discrepa, señala que no se podía legislar ahora sobre un terreno legalmente arrendado a Defensa. Y es que la renuncia a crear en Anchuras un nuevo polígono, tras la imposibilidad de hacerlo en Cabañeros, ambos en Ciudad Real, y el cierre del de Caudé (Teruel) dejaron a las Bardenas como el último reducto para los bombardeos en suelo peninsular. Las dudas sobre el efecto de la presión militar sobre este nuevo parque se acrecientan al reiterarse las acusaciones de "falta de democracia interna" y "transparencia" desde la izquierda y los grupos ecologistas hacia la junta rectora de la Comunidad de Bardenas, presidida por el ex diputado de UPN-PP José Antonio Gayarre. Sobre él recaen acusaciones de gobernar el territorio bardenero "como una finca particular", según expresión del grupo parlamentario de IU. Dado el control mayoritario que UPN-PP ejerce en los ayuntamientos de los municipios que disfrutan de las Bardenas, la ley de creación de parque natural encomienda su gestión a la Comunidad de Bardenas. El control parlamentario queda relegado, por lo tanto, a un mero Consejo Asesor de los titulares de la gestión, compuesto por 15 miembros: cinco designados por el Ejecutivo de UPN-PP, cuatro por la Comunidad de las Bardenas, y el resto por asociaciones diversas como agricultores, ganaderos, cazadores, consorcio turístico y otros. Los ecologistas sólo tendrán a uno de los suyos en el consejo, pero además deberá salir de entre las entidades adscritas al Consejo Navarro de Medio Ambiente.

Más información
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En