Ecevit supera la moción de censura y mantiene las elecciones el 18 de abril

El primer ministro turco, Bulen Ecevit, salió ayer airoso de la moción de censura presentada por disidentes parlamentarios contra el Ejecutivo en funciones, que no lograron los 276 votos necesarios para destituir al Gobierno. La Cámara decidió así, con el respaldo de los dos partidos mayoritarios de centro-derecha, el Partido de la Madre Patria y el Partido de la Recta Vía (DYP), la continuidad del Gobierno minoritario hasta la celebración de las elecciones generales, previstas para el próximo 18 de abril.

El Partido Socialdemócrata, de Ecevit, parte como favorito para esos comicios aup...

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El primer ministro turco, Bulen Ecevit, salió ayer airoso de la moción de censura presentada por disidentes parlamentarios contra el Ejecutivo en funciones, que no lograron los 276 votos necesarios para destituir al Gobierno. La Cámara decidió así, con el respaldo de los dos partidos mayoritarios de centro-derecha, el Partido de la Madre Patria y el Partido de la Recta Vía (DYP), la continuidad del Gobierno minoritario hasta la celebración de las elecciones generales, previstas para el próximo 18 de abril.

El Partido Socialdemócrata, de Ecevit, parte como favorito para esos comicios aupado por el éxito de la captura del líder kurdo Abdalá Ocalan. La buena racha del primer ministro en funciones ha supuesto su consagración como eje central de la política turca, lo que ha incrementado sus posibilidades electorales y despertado el temor de sus competidores. Éstos han tratado de aprovechar el engranaje democrático para poner la zancadilla al Gobierno.La moción de censura contra el Ejecutivo en funciones fue presentada la semana pasada por 25 diputados, en su mayoría del partido de la Recta Vía, que quedaron excluidos de las listas electorales para los próximos comicios, con el propósito de retrasar la convocatoria y conservar así sus escaños. Esta rebelión encontró en un principio el respaldo de los diputados islamistas del Fazilet (Partido de la Virtud), quienes se mostraron dispuestos a apoyar el retraso electoral a cambio de que el Parlamento permitiera el regreso a la vida política de su antiguo líder y ex primer ministro Necmetin Erbakan, inhabilitado en 1997 como resultado de un pacto de caballeros entre los grandes partidos y el Ejército.

A mediados de la semana pasada la preocupación era evidente en los círculos políticos de Ankara, ya que el triunfo de la iniciativa de los diputados rebeldes se interpretaba como una quiebra constitucional, que podría tener consecuencias desastrosas para el país en la actual situación de agitación política. El triunfo de la moción de censura llegó a parecer inevitable a medida que se hacía patente el apoyo en la sombra de varios líderes destacados, deseosos de cortar en seco el previsible avance electoral de Ecevit.

Sin embargo, el equilibrio de fuerzas dio un giro espectacular durante el fin de semana, al hacerse públicas unas declaraciones del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Kivrikoglu, en las que avisaba de que el aplazamiento de las elecciones llevaría a Turquía al caos. En un país en el que las Fuerzas Armadas son tomadas muy en serio, las declaraciones de Kivrikoglu tuvieron un efecto instantáneo faltándole tiempo al líder del Fazilet, Recaikutan, para dar marcha atrás y afirmar tajantemente que su partido se opondría a la cancelación electoral y no apoyaría la moción de censura contra Ecevit.

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