Rato puntualiza que España no da marcha atrás en la reforma financiera de la UE

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, puntualizó ayer el mensaje lanzado la víspera por su colega de Exteriores, Abel Matutes. A pesar de lo que algunos países entendieron el domingo, España no ha flexibilizado su posición en la reforma financiera de la Unión Europea. Los ministros del Ecofin aprobaron sin ningún comentario el dictamen sobre el Plan de Estabilidad (1998- 2002) español, aunque advirtieron de que el crecimiento previsto para 1999 (3,8%) puede ser inferior. Sugirieron a Alemania más ambición en su consolidación fiscal.

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El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Rodrigo Rato, puntualizó ayer el mensaje lanzado la víspera por su colega de Exteriores, Abel Matutes. A pesar de lo que algunos países entendieron el domingo, España no ha flexibilizado su posición en la reforma financiera de la Unión Europea. Los ministros del Ecofin aprobaron sin ningún comentario el dictamen sobre el Plan de Estabilidad (1998- 2002) español, aunque advirtieron de que el crecimiento previsto para 1999 (3,8%) puede ser inferior. Sugirieron a Alemania más ambición en su consolidación fiscal.

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El pasado domingo, durante la reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en las cercanías de Wiesbaden (Alemania), muchos países entendieron que España estaba relajando sus posturas en la negociación de la Agenda 2000. Rato subrayó ayer que España mantiene la exigencia de que la reforma financiera de la Unión no fije un techo predeterminado de gasto (el 1,27% del PIB comunitario, según la propuesta de la presidencia alemana), sino que éste se acuerde en función de las necesidades que resulten de las políticas comunitarias.

Insistió en que el Gobierno sigue tomando como base de negociación la propuesta de la Comisión para dotar de recursos las políticas estructurales (21.000 millones de euros para el Fondo de Cohesión y 218.000 millones para el resto de acciones) y sigue, por tanto, sin dar carta de naturaleza a la horquilla defendida por la presidencia alemana (de 190.500 a 216.000 millones de euros).

Y sobre todo puso especial énfasis en el rechazo español a la pretensión alemana de eliminar el criterio de prosperidad en el reparto de las ayudas estructurales para los objetivos 1 y 2, que supondría para España perder más de medio billón de pesetas.

La confusión creada por Matutes parece desprenderse del hecho de que señalara que España no se opondría a un recorte del gasto si se mantenía la clave de reparto de los anteriores proyectos presupuestarios.

Pero la postura española no sólo no es más flexible en el tema presupuestario. Tampoco parece serlo en el capítulo agrícola. Rodrigo Rato no dio su apoyo al acuerdo tomado el domingo por los ministros de Asuntos Exteriores de estudiar la viabilidad de recortar 6.500 millones de euros del presupuesto agrícola para el periodo 2000-2006, recomendado por los ministros de Agricultura.

"El compromiso agrícola es bueno para España y no tenemos ninguna necesidad de defender un recorte", puntualizó. Los ministros de Exteriores dieron un mandato a la Comisión para que estudie la viabilidad de aplicar la cofinanciación nacional y la degresividad de las ayudas directas de modo limitado para que los gastos agrícolas no superen el tope de 307.000 millones de euros en el periodo 2000-2006, tal y como defienden Francia y Alemania.

En cuanto al Plan de Estabilidad español, los ministros de Economía aprobaron ayer sin ningún comentario el dictamen presentado por la Comisión Europea y el Comité Económico y Financiero.

Menor crecimiento

El dictamen es muy positivo, pero realiza un par de comentarios preocupantes. Aunque considera que "el escenario macroeconómico a medio plazo resulta realista", advierte de que "el crecimiento de la producción en 1999 podrá ser inferior a lo previsto en el programa, sobre todo debido a la actual situación internacional".

[En este sentido, el informe de coyuntura publicado ayer por el Ministerio de Economía confirma que el crecimiento se atenuará en los primeros meses del año, como consecuencia de una menor aportación de las exportaciones, que se verá compensada en parte por la fuerza de la demanda interna].

El escenario del Gobierno prevé convertir el déficit público en un superávit del 0,1% en el 2002, un objetivo que Rato destacó ayer que cuenta con el apoyo del Parlamento español.

Los ministros destacan que hay "un margen suficiente para impedir que el déficit supere el límite del 3% del PIB en el caso de una contracción cíclica normal". En ese contexto, señala el dictamen, "el Consejo toma nota del compromiso del Gobierno español de adoptar nuevas medidas con miras a una mayor racionalización del sistema de seguridad social".

El Ecofin aprobó también los programas de estabilidad de Francia, Alemania, Bélgica y Luxemburgo. En el caso francés, el ministro de Finanzas holandés, Gerrit Zalm, expresó dudas sobre las consecuencias de la normativa francesa para reducir la jornada laboral a 35 horas semanales. En el caso de Alemania, el Consejo considera "modesto" tanto el objetivo de reducción del déficit como el de reducción de la deuda pública e invita al Gobierno alemán a aumentar la inversión pública sin comprometer el ajuste.

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