El juicio por la sangre con sida revela el caos de las donaciones

La ex ministra francesa de Asuntos Sociales alega ignorancia

La segunda jornada del juicio en París contra tres ex ministros franceses, acusados de negligencia en el caso del envenenamiento masivo de sida por transfusiones de sangre contaminada reveló ayer el caos con que la Administración francesa actuó en los años 80. Los interrogatorios mostraron que seis meses después de la circular que aconsejaba reducir la colecta de sangre en la cárcel, seguía recomendándose.

Esas donaciones fueron uno de los principales focos de infección. Pero la Administración Penitenciaria persistió en aconsejar el fomento de la práctica entre los presos. La jornada de...

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La segunda jornada del juicio en París contra tres ex ministros franceses, acusados de negligencia en el caso del envenenamiento masivo de sida por transfusiones de sangre contaminada reveló ayer el caos con que la Administración francesa actuó en los años 80. Los interrogatorios mostraron que seis meses después de la circular que aconsejaba reducir la colecta de sangre en la cárcel, seguía recomendándose.

Esas donaciones fueron uno de los principales focos de infección. Pero la Administración Penitenciaria persistió en aconsejar el fomento de la práctica entre los presos. La jornada de ayer parecía propicia para que los acusados pasaran al contraataque, tras las duras acusaciones de la víspera. Pero el testimonio prestado por el ex secretario de Estado para la Sanidad, Edmond Hervé, no confirmó las expectativas. Ante los argumentos de la acusación que le reprochaban la deficiente aplicación de esa circular restrictiva de las donaciones en las prisiones, el ex secretario de Estado opuso que si él no firmó la circular fue porque "pensaba que tendría más efectividad si la firmaba el director general de la Salud, Jacques Roux". Respecto a la segunda circular, propugnaba lo contrario, incrementar la recogida de sangre en las prisiones, Hervé dijo haber ignorado la existencia misma del documento.

Su intervención sobre estos puntos adoleció de firmeza, al contrario que cuando explicó su dedicación personal al ministerio. En tono vehemente, el ex secretario de Estado se defendió de todos quienes desprestigian estos días la labor de los políticos. "Raramente abandonaba mi despacho antes de las 11 de la noche, lo que tampoco me causaba un problema puesto que", explicó, "tenía una habitación en el séptimo piso del ministerio".

Georgina Dufoix, la antigua ministra de Asuntos Sociales, sostuvo durante su comparecencia que el Gobierno de la época reaccionó con rapidez a la epidemia del sida, habida cuenta del conocimiento que poseían de la enfermedad y de que tampoco los propios médicos habían dado la voz de alerta. "Los ciudadanos franceses creen", manifestó, "que son siempre dirigidos personalmente por quienes ellos eligen, cuando en la práctica son gobernados por gente de los gabinetes ministeriales sin responsabilidad, que hacen cosas que los ministros ignoran". Dijo que la primera vez que ella entró verdaderamente en el asunto de la contaminación de sida fue en la reunión interministerial del 9 de mayo de 1984, cuando se acordó la movilización general de toda la Administración. Como explicación del hecho de que no se interesó antes en el asunto, Georgina Dufoix dijo que siempre consideró normal dar plena autonomía a su secretario de Estado, Edmond Hervé, "un hombre de confianza, extremadamente preciso y meticuloso, tal y como ustedes han podido ver", indicó.

La prolongación de los interrogatorios impidió que el tercer procesado, el ex primer ministro Laurent Fabius, declarara en la jornada de ayer.

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