RELEVO EN LA CÚPULA DE LA CAIXA

Político, olímpico y financiero

Juan Antonio Samaranch Torelló, presidente de La Caixa desde 1987, la pintó con los aros olímpicos, para lo bueno y para lo malo. Samaranch entró a fondo en la entidad de ahorro, pero sus hoy controvertidas ocupaciones como presidente de Comité Olímpico Internacional (COI), cargo que ocupa desde 1980, acabaron convirtiéndole en un presidente de representación en La Caixa. El éxito de Barcelona 92 convirtió al ya marqués de Samaranch en un "intocable" para la sociedad catalana.En la primavera de 1987, las castañas que Samaranch suele llevar en su bolsillo contra el estrés, giraron nerviosas dur...

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Juan Antonio Samaranch Torelló, presidente de La Caixa desde 1987, la pintó con los aros olímpicos, para lo bueno y para lo malo. Samaranch entró a fondo en la entidad de ahorro, pero sus hoy controvertidas ocupaciones como presidente de Comité Olímpico Internacional (COI), cargo que ocupa desde 1980, acabaron convirtiéndole en un presidente de representación en La Caixa. El éxito de Barcelona 92 convirtió al ya marqués de Samaranch en un "intocable" para la sociedad catalana.En la primavera de 1987, las castañas que Samaranch suele llevar en su bolsillo contra el estrés, giraron nerviosas durante muchos días. "Tuve muchas dudas para aceptar el cargo", explicó Samaranch. Al final, Salvador Millet, el presidente saliente, propuso a Samaranch para presidente de La Caixa.

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Sin embargo, Samaranch es un homus economicus desde mucho antes, casi desde sus orígenes de profesor mercantil y partícipe de la industria familiar. Su paso por la política franquista como delegado nacional de Educación Física y Deportes (1966-70) y luego presidente de la Diputación de Barcelona de 1973 a 1977, le brindó la oportunidad de ser presidente de la Caja de Ahorros Provincial de la Diputación.

El Samarach de los negocios se hace a remolque de su amistad fraternal con el fallecido Jaime Castell Lastortras, presidente del Banco de Madrid. Samaranch fue un peso pesado de aquel universo, junto a Joaquín Viola Sauret o Francisco Godia. Todo aquello se desmoronó a la muerte de Franco. Samaranch pasó aquellos difíciles años sembrando amistades desde la Embajada de Moscú (1977-1980).

JAS, como le llaman sus colaboradores, accedió a consejos como el de Cros -luego Ercros-, que le relacionaron con Javier de la Rosa. Esa relación llevará al todopoderoso Samaranch -uno de los españoles más conocidos del mundo junto al Rey- a tener que declarar en breve ante los tribunales, a sus 78 años, como consejero de Ercros, por supuesto alzamiento de bienes en la suspensión de pagos de la química.

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