Tribuna:

Estadística

JAIME ESQUEMBRE Espeluznante: en la ciudad de Alicante se contabilizan más de 700 niños en situación de grave riesgo social. Sufren abusos sexuales, son obligados a recaudar vía mendicidad, pisan poco o nada la escuela, están desnutridos y, si no lo evitamos, condenados a integrarse en las habituales redes de delincuencia que más adelante nos llevarán de cabeza. La estadística es oficial, y ayer la dieron a conocer las autoridades locales en una conferencia de prensa que debemos enmarcar en la precampaña electoral. El concejal de la cosa vino a decir que con él, o a partir de él, el listado d...

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JAIME ESQUEMBRE Espeluznante: en la ciudad de Alicante se contabilizan más de 700 niños en situación de grave riesgo social. Sufren abusos sexuales, son obligados a recaudar vía mendicidad, pisan poco o nada la escuela, están desnutridos y, si no lo evitamos, condenados a integrarse en las habituales redes de delincuencia que más adelante nos llevarán de cabeza. La estadística es oficial, y ayer la dieron a conocer las autoridades locales en una conferencia de prensa que debemos enmarcar en la precampaña electoral. El concejal de la cosa vino a decir que con él, o a partir de él, el listado de víctimas del sistema se ha reducido. Es decir, que antes de su llegada al poder local había más niños y jóvenes en esa situación. Se atrevió a decir, fíjense ustedes, que la situación "ha mejorado" desde 1995. Medalla a costa de la miseria. Definitivamente, las mentes políticas se nublan conforme se aproximan las votaciones, y sólo responden a la consigna de hacer méritos para garantizarse la continuidad. De ahí al ridículo no hay más que una estadística. Otra cosa hubiera sido que el ínclito concejal convocara a los periodistas, con campaña electoral o sin ella de por medio, para anunciar la erradicación de ese gravísimo problema social. Esa es su obligación. La realidad, su fracaso. La estadística ha puesto en evidencia manifiestas incapacidades, el lado oscuro de una ciudad que se prepara para entrar en un nuevo milenio a lo grande, con faraónicas instalaciones de ocio, palacios de congresos y otras obras de similar cuño que, dicen, colocarán Alicante en la cumbre del arco mediterráneo. Con las migajas de lo que las arcas públicas aportarán a esos proyectos, se invertiría la estadística, esos 700 niños y jóvenes serían recuperados y, quién sabe, hasta rescataríamos unos cerebros privilegiados hoy desperdiciados porque con el estómago vacío no hay quien piense en el futuro. Pero eso dejaría sin trabajo al susodicho concejal, y lo vaciaría de argumentos que lo propugnaran para su reelección. Lo primero es lo primero.

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