Tribuna:

Es urgente

Mirando a lo grande, se ve el mundo. Y se le ve cargado de injusticias. El milenio se despide cargado de impotencia, en medio del desierto de ideas que puedan cambiar el mundo. Escribo sabiendo lo que escribo, porque estoy convencida de que el que no pida mucho, se quedará hasta sin lo poco. Exigir es una manera de intentar jugar a ganar. O como dijo aquel que, por cierto, también se nos ha quedado viejo: seamos realistas, pidamos lo imposible. Pidámoslo para el mundo y para nuestro pequeño rincón en el mundo y hagamos lo posible para que nadie que venga cargado de ruido nos distraiga de lo im...

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Mirando a lo grande, se ve el mundo. Y se le ve cargado de injusticias. El milenio se despide cargado de impotencia, en medio del desierto de ideas que puedan cambiar el mundo. Escribo sabiendo lo que escribo, porque estoy convencida de que el que no pida mucho, se quedará hasta sin lo poco. Exigir es una manera de intentar jugar a ganar. O como dijo aquel que, por cierto, también se nos ha quedado viejo: seamos realistas, pidamos lo imposible. Pidámoslo para el mundo y para nuestro pequeño rincón en el mundo y hagamos lo posible para que nadie que venga cargado de ruido nos distraiga de lo importante que son, por supuesto, las nueces. De ruido quería escribir y de la falta absoluta de algo tras el ruido. Hemos vivido en Sevilla estos días el ruido de una polémica inútil sobre las responsabilidades en el asunto del muro del Bazar España. La tragedia tiene que tener la respuesta política adecuada a su dimensión, que no es otra que la enorme dimensión de la pérdida de cinco vidas humanas. Puesto a pedir, que nadie se quede corto: exijamos toda la claridad, toda la información, todo el rigor en el precio que tenga que pagar quien lo tenga que hacer, y exijamos además que algo parecido no vuelva a pasar. Exijimos que se tomen las medidas necesarias para que algo tan absolutamente remediable no se repita. Es lo que queremos todos los ciudadanos. Pero mientras todo eso llega, algunos se han dedicado a escenificar una pelea lamentable y falta de imaginación, además de falta de educación y buen gusto. Han sobrado palabras y han faltado argumentos por parte de la oposición socialista en el Ayuntamiento de Sevilla. Si el PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla cree que con ruido y furia y sin argumentos políticos se ganan elecciones, no tiene más que seguir. Pero la política es otra cosa. Y para estar en ella sobra el ruido. No hay político con futuro si no es hábil y prudente, el joven y fogoso portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla, Carmelo Gómez, debe aprender esa lección y corregir su estilo. Es urgente, por el pequeño y decisivo detalle de que al señor Gómez las elecciones le están pisando los talones.MARÍA ESPERANZA SÁNCHEZ

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