JUICIO AL PRESIDENTE

La acusación afirma que exculpar a Clinton perjudicaría los derechos de las mujeres acosadas

La acusación lanzó ayer, en la primera sesión del juicio contra el presidente en el Senado, una andanada de profundidad contra la línea de flotación de Bill Clinton al afirmar que dejar impune su comportamiento en el caso Lewinsky causaría "un grave daño a los derechos de las mujeres que actúan como acusadoras en casos de acoso sexual o violencia doméstica". El sistema de justicia norteamericano en esos casos, dijo el congresista James Sensenbrenner, está basado en el principio de que los testigos "dicen la verdad cuando son preguntados bajo juramento sobre asuntos de sexo".

Así comenzó...

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La acusación lanzó ayer, en la primera sesión del juicio contra el presidente en el Senado, una andanada de profundidad contra la línea de flotación de Bill Clinton al afirmar que dejar impune su comportamiento en el caso Lewinsky causaría "un grave daño a los derechos de las mujeres que actúan como acusadoras en casos de acoso sexual o violencia doméstica". El sistema de justicia norteamericano en esos casos, dijo el congresista James Sensenbrenner, está basado en el principio de que los testigos "dicen la verdad cuando son preguntados bajo juramento sobre asuntos de sexo".

Así comenzó la primera de las tres sesiones consecutivas en las que la acusación detalla sus argumentos ante la asamblea de los 100 senadores convertidos en jurados.El juicio para su destitución de Clinton, comenzado la pasada semana, se reanudó ayer cuando William Rehnquist, presidente de la vista y del Tribunal Supremo, dio tres martillazos y pidió que fuera leída una oración. Luego, el Sargento de Armas del Senado exigió silencio y advirtió que el no respetarlo está castigado con pena de prisión. Los senadores, 55 republicanos y 45 demócratas, no necesitaban esa admonición. Se están tomando muy en serio este asunto. Unas reglas internas que establecieron el miércoles les instan a no ausentarse sin necesidad del hemiciclo, escuchar con atención a todas las partes, no conversar con los vecinos y no leer periódicos o libros durante las sesiones del juicio. Los senadores también pretenden conducir este espinoso asunto con el menor espíritu partidista posible. Henry Hyde, el jefe de los 13 congresistas designados como acusadores por la Cámara de Representantes, que procesó a Clinton en diciembre, tomó brevemente la palabra para poner el acento en que este caso no trata sobre la vida privada de nadie, sino sobre el delito de la mentira bajo juramento. A continuación, dio entrada en escena a Sensenbrenner, congresista por Wisconsin.

Una cita de Theodore Roosevelt, el presidente de EE UU a comienzos de este siglo, sirvió a Sensenbrenner para enmarcar el juicio: "Nadie está por encima de la ley o por debajo de la ley". "Estamos aquí", dijo Sensenbrenner, "porque William Jefferson Clinton, presidente de EEUU, decidió situarse por encima de la ley, al usar todo tipo de medios, legales e ilegales, para subvertir la verdad sobre su conducta en un asunto relevante para un caso federal de derechos civiles presentado contra él por Paula Jones". El acusador atacó luego el gran argumento de los partidarios de Clinton. "Hay gente", dijo, "que dice que este asunto no es importante porque todo el mundo miente sobre sexo. Pero nosotros no podemos aceptar que esa idea corrompa nuestro sistema de justicia. Los juicios sobre acoso sexual no tratan de otra cosa que de sexo. Y, como muchas veces no hay pruebas materiales, el elemento clave es la declaración bajo juramento de los testigos. Si confirmamos el mensaje de que no es grave mentir bajo juramento sobre el sexo, nuestras leyes de acoso sexual no podrán ser aplicadas". Sensenbrenner alertó sobre el daño que una exculpación de Clinton puede suponer "para las víctimas de acoso sexual y violencia doméstica, que en su mayoría son mujeres".

El congresista recordó que este embrollo comenzó porque Clinton estaba acusado de acoso sexual por Paula Jones, que, en defensa de su posición, buscaba otros ejemplos, entre ellos el de Monica Lewinsky, que confirmaran que el presidente se toma amplias libertades con sus empleadas.

Pruebas difíciles

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El relevo de Sensenbrenner, que habló durante una hora, lo tomó Ed Bryant, congresista por Tennessee. "Es muy difícil para las víctimas de acoso sexual probar sus acusaciones, que muchas veces solo cuentan con su palabra frente a la del acusador", dijo. "Por eso, como hizo Paula Jones deben recurrir a intentar probar que el acoso es una práctica corriente del acusado. Y por esos, nuestras leyes autorizan que el acusado sea preguntado bajo juramento sobre su vida privada. ¿Vamos a consentir que los acusados mientan y que queden impunes cuando su mentira es descubierta?" Bryant introdujo en el hemiciclo el primer material audiovisual del juicio: el juramento de Clinton de su cargo de presidente ante, precisamente, el juez William Rehnquist. "Juro respetar y hacer respetar las leyes de EEUU", dice Clinton en la grabación. "Vamos a demostrar", dijo el congresista, "que el primer magistrado de nuestra nación se considera a sí mismo por encima de las leyes cuando se trata de arrojar tierra sobre conductas que él mismo considera incorrectas, como lo es sostener relaciones sexuales con una empleada (Monica Lewinsky) en el lugar de trabajo, y ello con el objetivo de privarle de sus derechos a una mujer (Paula Jones) que le acusa de acoso sexual".

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