El Baix Llobregat pedirá que las obras de la "pata sur" no corten totalmente la A-16

No están dispuestos a que las obras de conexión de la pata sur cierren totalmente la A-16. Después del parón de estas navidades, los administradores locales del Baix Llobregat temen que el corte de la autopista a la altura de Sant Boi vuelva a trastornar el tráfico. La última fase de la construcción de la pata sur, que debía haberse inaugurado el pasado 28 de diciembre, pasa obligatoriamente, según Fomento, por el corte de la autopista. Por su parte, el candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona, Joaquim Molins, culpó de los retardos a "la planificación a distancia".

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No están dispuestos a que las obras de conexión de la pata sur cierren totalmente la A-16. Después del parón de estas navidades, los administradores locales del Baix Llobregat temen que el corte de la autopista a la altura de Sant Boi vuelva a trastornar el tráfico. La última fase de la construcción de la pata sur, que debía haberse inaugurado el pasado 28 de diciembre, pasa obligatoriamente, según Fomento, por el corte de la autopista. Por su parte, el candidato de CiU a la alcaldía de Barcelona, Joaquim Molins, culpó de los retardos a "la planificación a distancia".

Después de que su postura de fuerza surtiera efecto, las administraciones locales del Baix Llobregat no están dispuestas a que la reanudación de los trabajos para acabar de una vez por todas con las obras de la pata sur traiga consigo el caos circulatorio que ya se registró en diciembre. En otras palabras, no quieren que Fomento vuelva a tirar por la calle de en medio y corte totalmente el tráfico de la autopista A-16. En contra, la Dirección General de Carreteras entiende que no hay más remedio que cortar completamente la autopista para acabar la construcción de la pata sur. Con estos dos posicionamientos perfectamente claros, y distantes el uno del otro, los alcaldes de las localidades afectadas -Jaume Montfort, de Viladecans; Lluís Tejedor, de El Prat, Montserrat Gibert, de Sant Boi, y Dídac Pestaña, de Gavà-, junto al presidente del Consejo Comarcal del Baix Llobregat, José Luis Morlanes, se reunirán el próximo viernes con el director de la Demarcación de Carreteras del Estado en Cataluña, Ángel Sangrós, para abordar el asunto. Será la primera vez que ambas partes en litigio se encuentren después de que las críticas de los alcaldes obligara a Fomento a reconocer su error de cálculo, parar las obras, reabrir la A-16 al tráfico y posponer los trabajos hasta después de las fiestas navideñas. Como alternativa, los representantes de las administraciones locales propondrán a Sangrós que la A-16 sea, si no hay otra solución, cortada al tráfico tan sólo parcialmente. Es decir, a horas determinadas, por ejemplo, por la noche, o en días determinados, que bien podrían ser los fines de semana. El argumento es, en cualquier caso, contundente: después de siete años de retraso -las obras debían haber finalizado en 1992- no pasa nada porque la pata sur espere unas semanas más para entrar en servicio. Por su parte, el candidato de Convergència i Unió a la alcaldía de Barcelona, Joaquim Molins, expresó ayer en un comunicado su pesar por el constante retardo de las obras, que esperan ver su fin en febrero. Molins considera "cada vez más evidente que el reparto de responsabilidades no funciona" y que "el Gobierno de Cataluña es quien debe tener las competencias de todas las carreteras" de la comunidad. Respecto a este tipo de demoras, Molins dijo: "Comprobamos que no nos podemos quitar de encima el vicio de Madrid de planificar las cosas a distancia y reiterar las tardanzas". La nota informativa del alcaldable convergente incluía el recuerdo de su etapa como Consejero de Política Territorial y Obras Públicas, cuando, según Molins, él mismo firmó un convenio con el Gobierno socialista de Madrid "para que las obras de la pata sur comenzaran inmediatamente después de los Juegos Olímpicos y acabasen en un año y medio", correspondiendo a 1993. "Los socialistas en cuatro años ni siquiera la comenzaron. Ahora, con el Gobierno del PP, aunque gracias a la presión de CiU, la obra puede ser realidad", añadió Molins, quien se lamentaba por el continuo retraso de las obras. El alcaldable convergente también hizo hincapié en el hecho de que los trabajos de la autovía del Baix Llobregrat hayan omitido conectar con la B-30 y que de ocho pase a tener cuatro carriles. Molins lamentó que la administración catalana no tuviera noticia oficial de que habrán nuevos retrasos en la construcción de la autovía y nuevos cortes, que tendrán como consecuencia el correspondiente colapso circulatorio.

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