Cartas al director

No ceje

En EL PAÍS del día 28 de diciembre, E. Miret Magdalena, con su proverbial erudición, trata de rizar el rizo sobre si deben callar o no nuestros obispos. Mi admirado Miret, los obispos no callarán porque forma parte de su sueldo, un sueldo que, por cierto, mantenemos los cristianos.

No ceje en su diatriba, señor Miret. Somos muchos los que simpatizamos con sus teorías, así como con las de Juan J. Tamayo y, ¿por qué no?, los puntos de vista de Díez Alegría y Wolff, todos ellos relegados al pelotón de los torpes por mor de una Iglesia esclerotizada, desde el Vaticano II a hoy. Todas las gr...

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En EL PAÍS del día 28 de diciembre, E. Miret Magdalena, con su proverbial erudición, trata de rizar el rizo sobre si deben callar o no nuestros obispos. Mi admirado Miret, los obispos no callarán porque forma parte de su sueldo, un sueldo que, por cierto, mantenemos los cristianos.

No ceje en su diatriba, señor Miret. Somos muchos los que simpatizamos con sus teorías, así como con las de Juan J. Tamayo y, ¿por qué no?, los puntos de vista de Díez Alegría y Wolff, todos ellos relegados al pelotón de los torpes por mor de una Iglesia esclerotizada, desde el Vaticano II a hoy. Todas las grandes conquistas de entonces han quedado relegadas a besar la tierra que pisa nuestro actual Papa, lo que enardece a las masas, pero poco añade a la implantación del Reino de Dios en este mundo.

En cuanto a las alusiones a Setién, no se caliente la cabeza, señor Miret, son tantas las contradicciones del clero vasco en general, las de Setién en particular, y tal el follón vasco, que lo mejor es, por ejemplo, leer a Santa Teresa o a San Juan de la Cruz y seguir en el proyecto de conocer y amar a Jesús, que es, en definitiva, lo que importa.-

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