Reportaje:

Un lince en materia de viajes

Un felino soltado en la sierra de Córdoba hace siete meses llega a Cádiz tras recorrer cientos de kilómetros

¿Es posible que un lince (Linx pardinus) que ha recorrido cientos de kilómetros desde la Sierra de Córdoba hasta la comarca de la Janda en Cádiz atravesando autovías, cruzando pantanos, mallas cinegéticas y sorteando hasta siete veces la línea del AVE sea el felino más amenazado del mundo, en peligro de extinción? Es paradójico, pero es así, por más que este ejemplar puesto en libertad en la Sierra de Hornachuelos, en Córdoba, el pasado 20 de abril se haya empeñado en demostrar lo contrario y en autentificar la inteligencia que los científicos le atribuyen a su especie.Fue hallado el pasado m...

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¿Es posible que un lince (Linx pardinus) que ha recorrido cientos de kilómetros desde la Sierra de Córdoba hasta la comarca de la Janda en Cádiz atravesando autovías, cruzando pantanos, mallas cinegéticas y sorteando hasta siete veces la línea del AVE sea el felino más amenazado del mundo, en peligro de extinción? Es paradójico, pero es así, por más que este ejemplar puesto en libertad en la Sierra de Hornachuelos, en Córdoba, el pasado 20 de abril se haya empeñado en demostrar lo contrario y en autentificar la inteligencia que los científicos le atribuyen a su especie.Fue hallado el pasado miércoles en una trampa legal para el control de la sobrepoblación de zorros en la finca Los Carrizuelos en el término municipal de Medina Sidonia (Cádiz), un lugar donde abundan los conejos, alimento estrella de la dieta del lince. La misma zona -y por la misma causa- que eligen muchos volantones de águila imperial en sus primeros años de vida.

Al animal se le había perdido la pista a principios de noviembre, cuando el collar radiotransmisor que llevaba al cuello para su seguimiento emitió su última señal.

Los expertos de la Estación Biológica de Doñana, hábitat de origen del animal, no salen de su asombro. Nunca, hasta ahora, se había constatado tal capacidad de desplazamiento en un lince. Solamente se conoce un caso de uno que subió de Doñana a Sierra Morena y retornó al Parque Nacional. Nuestro lince fue puesto de nuevo en libertad en la Sierra de Andújar en Jaén, donde existe una colonia importante de esta especie, en la noche del miércoles pasado. Los técnicos han decidido soltarlo en la serranía jienense por el mismo motivo por el que lo hicieron hace siete meses en la de Hornachuelos: para propiciar la variabilidad de los cruces, evitando la consanguinidad con otros ejemplares de Doñana.

Antes de volver al medio natural, el felino ha firmado una tarjeta que deja a mucha distancia cualquier previsión científica.

Los técnicos de la Estación Biológica lo habían recogido en el Coto, junto al Guadalquivir, atrapado en un cepo ilegal, que le había amputado tres dedos de una mano.

Fue intervenido e introducido en Hornachuelos. Era primavera y el campo estaba verde.

El collar radiotransmisor que le habían colocado los expertos de la Estación Biológica de Doñana iba a radiografiar su camino errante. Desde la finca cordobesa de Olivarejos enfiló el Valle del Guadiato y pasó por la localidad de Cerro Muriano.

Cerca, cruza por primera vez la carretera Nacional IV. Aún con el rastro del asfalto en sus garras, cruza a nado el embalse de San Rafael, indican los técnicos que han seguido de cerca al animal, un equipo de vigilancia que ha vivido momentos de sobresalto.

Su camino se reanuda entonces entre el Guadalmadiato y Villafranco de Córdoba, situada al norte del Guadalquivir. En ese punto, desafía a su suerte y atraviesa la línea del AVE por primera vez. Restaban seis pasos más por ese tendido ferroviario, por el que el tren circula a la misma velocidad con la que se extinguen los linces.

¿Curiosidad?, ¿Desorientación? El lince baja aprovechando la oscuridad de la noche desde la sierra a un polígono industrial a las afueras de la capital cordobesa por la noche.

El equipo de seguimiento acude a observarlo pero ya se ha marchado. El rastro, poco después, se localiza en las proximidades de la Ermita de Linares, en la misma provincia, y alcanza hasta las cercanías de la ciudad de Almodóvar.

De Guadiato a Moratalla. El animal cruza, de parte a parte, Sierra Traviesa, posiblemente, a través de las riberas de los ríos y amparado por el matorral mediterráneo.

La organización Ecologistas en Acción aprovecha la hazaña para reivindicar la articulación de los pasillos ecológicos: " Si se contara con una buena red de vías pecuarias, con los pasillos verdes adecuados, estos animales podrían desplazarse de un sitio a otro sin dificultades, como se ha puesto de manifiesto y eso permitiría su reintroducción en otros lugares", afirma Juan Clavero, uno de sus portavoces, quien reitera el peligro que representa para las especies amenazadas la construcción de la autovía Jerez-Los Barrios, que atraviesa el Parque de Los Alcornocales. El camino del lince continúa por la Sierra Norte de Sevilla y llega hasta las proximidades de Carmona, en la misma provincia. Hasta ahí la señal de su transmisor emite con nitidez y los técnicos empiezan a pensar que el animal pretende retornar al parque de Doñana.

A principios del mes de noviembre se pierde la huella magnética, justo cuando el animal ha llegado a las lagunas de Espera, en la sierra de Cádiz. El equipo empieza a elaborar posibles teorías sobre el paradero del animal y consideran, incluso, la posibilidad de que se encuentre de nuevo en Doñana.

No obstante, la búsqueda -el dispositivo emite la onda hasta un máximo aproximado de cuatro kilómetros- se enfoca hacia el Parque de los Alconorcales. Pero, finalmente, es hallado en el Coto del Valle, a tres kilómetros del Pantano de Celemín, en una trampa para raposas.

El lince, un macho de entre dos y tres años que ha recorrido cientos de kilómetros, está en perfecto estado, "precioso", aseguran los biólogos, y pesa 11,5 kilogramos. Uno más que cuando inició su periplo en Hornachuelos.

El último censo de la Estación Biológica de Doñana calcula que existen unos 500 linces ibéricos en Andalucía y un número similar en el resto de España. Los machos de esta especie necesitan ingerir unas 960 calorías diarias.

Conejos mortales

El 80% de su alimentación la componen los conejos. Por eso la mixomatosis y la neumonía vírica hemorrágica que han ido fulminando las poblaciones de estos herbívoros han terminado por convertirse en el enemigo mortal del felino. A esto hay que sumar la pérdida de sus hábitats: el monte y el matorral mediterráneo está cada vez más incendiado y roturado. Y a los devastadores efectos de las dos primeras causas se añaden los problemas inducidos por la actividad humana. Las trampas ilegales para conejos atrapan con frecuencia a linces y algún ejemplar aparece también con una perdigonada mortal.Hay otro factor, el impacto directo de las infraestructuras viarias en las zonas linceras. La construcción de autovías, de tendidos ferroviarios y embalses "genera una fragmentación del área que habitan" y crea "una especie de islas discretas, con cierta impermeabilidad", según la expresión que emplean José María Fernández Palacios y Marisol Páez, Jefe del departamento de protección de la naturaleza de la CMA en Cádiz y técnica del servicio, respectivamente.

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