Los primeros datos dan ventaja al partido de los independentistas en las elecciones de Quebec

El Partido Quebequés (PQ) se perfilaba esta madrugada como el vendedor en las elecciones regionales de Quebec, unos comicios en los que la provincia francófona de Canadá debía decidir si se aventuraba a celebrar un nuevo referéndum sobre la independencia. Las primeras mesas escrutadas en las 125 circunscripciones parecían confirmar la tendencia adelantada por todos los sondeos y daban ventaja al partido independentista del carismático primer ministro quebequés, Lucien Bouchard, frente a los liberales, partidarios de mantener la unión con Canadá.De confirmarse esta victoria y en función de su a...

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El Partido Quebequés (PQ) se perfilaba esta madrugada como el vendedor en las elecciones regionales de Quebec, unos comicios en los que la provincia francófona de Canadá debía decidir si se aventuraba a celebrar un nuevo referéndum sobre la independencia. Las primeras mesas escrutadas en las 125 circunscripciones parecían confirmar la tendencia adelantada por todos los sondeos y daban ventaja al partido independentista del carismático primer ministro quebequés, Lucien Bouchard, frente a los liberales, partidarios de mantener la unión con Canadá.De confirmarse esta victoria y en función de su amplitud, el Gobierno canadiense deberá afrontar un nuevo embate del independentismo. El primer ministro del país, Jean Chrétien, dedicó el fin de semana y parte de la jornada de ayer a preparar una estrategia frente a la victoria del PQ y, con ella, a la cuenta atrás de un tercer referéndum sobre la secesión.

La jornada electoral tuvo dos caras. Mientras Canadá esperaba con angustia el resultado de las elecciones regionales quebequesas y la obsesión ante el peligro de referéndum se reflejaba en todos los comentarios, en Quebec se votaba con tranquilidad.

En la ciudad de Quebec, capital de la provincia francófona, una tormenta de nieve obligó a cerrar el aeropuerto y a restringir la circulación viaria, pero la afluencia a los colegios electorales fue elevada. Según los sondeos de opinión, que trataban de descifrar el significado del resultado electoral, los votantes consideraban que una reelección del PQ como partido mayoritario en Quebec no supondría la convocatoria inmediata de un referéndum, sino la apertura de un nuevo periodo de discusiones en las que el Gobierno quebequés reclamaría nuevas cotas de autonomía al de Ottawa.

Simplificación del voto

Desde el punto de vista canadiense, el significado de las elecciones se había simplificado de forma drástica: un voto para el PQ suponía un voto por la independencia, y un voto para los liberales era un voto por la unidad. Los votantes, sin embargo, estaban eligiendo su Gobierno para las próximos cuatro años, y en general se declaraban satisfechos por la gestión del PQ durante la legislatura anterior.Las diferencias de percepción entre el Canadá anglófono y la provincia francófona resultaban ayer clarísimas, exacerbadas probablemente por la tensión de los últimos años y el vértigo del anterior referéndum (1995), en el que los secesionistas perdieron por sólo unos miles de papeletas.

La opinión pública canadiense es cada vez más hostil ante las demandas del nacionalismo quebequés. Su primer ministro y líder del movimiento independentista, Lucien Bouchard, se sintió obligado a afirmar en el último día de campaña electoral que él no era el gran satán que describía la prensa anglófona. "No me reconozco en los retratos que hacen de mí", afirmó. Pero añadió que el malestar de los anglófonos era "comprensible", ante la "evidencia" de que la demanda de soberanía por parte de los quebequeses se hacía más y más fuerte.

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The Globe and Mail, el diario más influyente de Canadá, publicó el fin de semana un editorial en el que afirmaba que Quebec volvía a colocar el cuchillo del referéndum en la garganta canadiense, que la separación supondría la destrucción del país y que la situación era insostenible.

En Ottawa se considera que las competencias concedidas a Quebec durante los últimos años no han mitigado el empuje nacionalista y, en cambio, han confirmado las tesis del PQ: la amenaza constante de romper con Canadá produce buenos resultados. El Gobierno federal, por tanto, piensa que será mejor cerrar el puño.

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